viernes, 20 de noviembre de 2009

Acerca de calambres metafísicos.

Nunca me han gustado los hospitales, creo que mientras más pasa el tiempo me gustan menos. Hoy apenas si puedo concentrarme, mis ideas van por la puerta al menor descuido. Me veo absorto, ese olor a sangre, a sustancias, antiséptico, a orina, a sudor. Esos gritos de que piden la calma del dolor y las caras que se desdibujan entre una espera eterna. Agonía en dosis variables, analgésicos, antibióticos, antihistamínicos, anti…
Apenas llegué aquí me quedé petrificado, me sentí ese niño de apenas once años cercano a la muerte, en ese bordecito entre la salud y el estertor; lo reviví todo, el aroma de mi habitación de hospital, el papel tapiz adornado con motivos infantiles y el cuadro incipiente que colgaba en el muro, algo como una mala imitación de un Van Gogh que no me dejaba terminar el patrón de los animales impresos en el tapiz aquel. Me relajaba sobremanera ese tapiz, supongo que a esa edad era normal, aunado a las ganas que tenía de escaparme de donde estaba. Me traje el recuerdo completo, el bisturí al lado de un montón de utensilios que rememoraban en mi mente a una tortura en los tiempos de la inquisición, la enfermera insulsa, malvada, ignorante, cruel e indiferente (¿cómo iba a saber a los once años qué la secuencia se repetiría tantas veces en el futuro?), la mascarilla de anestésico acompañada del conteo regresivo que me llevaba a lo onírico, y la esperanza que ya iba intravenosa, diez segundos para la ignición y contando, nueve, ocho, pulso estable, siete, levitación espiritual sin cambio relativo, seis, cinco, cua…
…Las monedas que cayeron de mis bolsillos me devolvieron a la realidad.
–Se le cayó algo, joven –dijo la mujer que estaba al lado.
– ¿Cómo? –contesté sin sentido alguno.
– Algo se le cayó –reiteró la mujer con una sonrisa.
– ¡Ah! Gracias –torpemente regreso a mí, con los pensamientos aun regados en varias dimensiones.
Recogí mis monedas y continué observando la vida nocturna del lugar. Eventualmente llegaban heridos pidiendo atención médica, rostros sangrientos, brazos dislocados, fracturas expuestas, heridos de bala, arrollados, padres asustados por sus hijos que enfermaban a mitad de la madrugada. Aquí es el dolor de uno, sumado al de todos. Y la más poblada soledad.

Cambié las monedas al bolsillo de mi camisa y en ese hecho sentí que pasaba el tiempo en cámara rápida. El tiempo aquí se hace uno solo, el tiempo de uno sumado al de todos, sumado al dolor de todos.
A donde sea que veo está la misma escena, espera, aburrimiento, desesperación, tristeza, corte a: espera, aburrimiento, desesperación, tristeza, sueño, murmullos, intentos de escape, frío, calor, blanco, amarillo, azul, magenta. Un déjà vu seguido de otro déjà vu, seguido de otro, sistema práctico, novedoso e instantáneo, sólo aplique la formula y agua.

Esa cosa que se queda atrapada en la garganta y que por más que se trague no se va. ¿Sentimientos? ¿Trozos de alma que salen a la superficie calida del corazón? ¿Qué es?
El llanto de la mujer sentada enfrente es letal, llora en silencio y a veces se pierde. Me siento un invasor malsano, sin embargo no evito el pensar en ello, nadie aquí, es simplemente imposible. Después, una retahíla de reflexiones, un reto a la sensibilidad, el llanto, ese llanto…cerrar los ojos…
…uno, dos, tres segundos…abrir los ojos. Espera, aburrimiento, desesperación, tristeza, silencio, murmullos, suspiros, intentos de escape, sueño, frío, llanto.
Se pierde tan fácil el conteo de sirenas, de ida y vuelta, de salida e ingreso. Un segundo de quietud y uno se pierde entre el ajetreo.
Afuera todo se nota impávido, un tanto mordaz y muy impaciente. El horizonte de muchos se colorea de soledad y angustia. El transcurso de la jornada es ese pedazo de fulgurante existencia que nos robamos en cada respiración.

Por mucho falta un cuarto de hora para el amanecer, dentro parece haber pasado un mes entero. Las personas que han decidido dormir han despertado extraviados, como si saliesen de una capsula del tiempo, no obstante, deteriorados.
Para esta hora todo pesa. El viento que juega al polizón, esta pluma que traza, dibuja, mide y apuñala. Pesa mi coherencia que ha sufrido de varios calambres metafísicos, a lo largo de esta tarde-noche-madrugada. Pesa la razón, el andar, el recordar, el observar. Pesan las paredes, la tinta, el frío, las voces que varían en semitonos. Pesan los parpados, el sueño, las ambulancias a la distancia. Pesa el alma, el alma de uno, sumada a la de todos.


V.

viernes, 23 de octubre de 2009

Inglorious Basterds


Un guión de esos que pocas veces en la actualidad se ven. Ya pedíamos a gritos una nueva aportación cinematográfica de este tonelaje. Una pieza de arte inexorable. Por supuesto, salida de la genialidad de Quentin Tarantino, Inglorious Basterds, su nuevo film estrenado en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

Se nos coloca en la Francia ocupada por los Nazis, en 1941. Inicia en una dura escena en una granja donde la visita del Coronel Hans Landa (Cristopher Walz), en busca de judíos ocultos, se transforma en el asesinato de una familia escondida, donde logra sobrevivir y escapa la pequeña Shosanna Dreyfus (Melanie Laurent), de esta forma descubrimos a dos personajes que se volverán consolidados en toda la película.

El desarrollo posterior a ese ataque en la granja, 4 años después, en 1945, la parte final de la segunda guerra mundial, da entrada a Los bastardos. Un grupo especial de soldados. El teniente Archie Hicox (Michael Fassbender); Donny Donowitz (Eli Roth); Hugo Stiglitz (Til Schweiger ) y el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) al mando, con la única intención de causar terror y dolor a los nazis. Sanguinarios, justicieros a lo western, renegados, suicidas. Mostrando una respuesta reciproca a los alemanes, violencia genera violencia. Recorren Francia, dejando una marca firme de su paso, muchos nazis muertos, otros marcados con la svástica característica en la frente (una clara referencia a la marca que se les hacía a los judíos en la frente con la estrella de David).

Ciertamente la idea central del guión, es la venganza. Una doble conspiración que se vuelve una sola. Shosanna por su parte en el estreno de la película “el orgullo de la nación” y La operación Kino, donde la actriz alemana, Bridget Von Hammersmack (Diane Kruger), resulta pieza clave para la inserción de Los Bastardos al plan para eliminar a Adolf Hitler, en una versión caricaturizada y sobremanera graciosa del personaje, mal humorado, escandaloso, cómico y grotesco, todo en uno.

Nunca es recomendable comparar cintas de Tarantino, no puede decirse cual de ellas es mejor que la otra, simplemente ha de tomarse el tiempo, en este caso, aproximadamente 150 minutos, para sencillamente, disfrutar de cada uno de los detalles, de un maravilloso soundtrack, actuaciones memorables, un villano original, antihéroes de todas las tallas, tomas que ya son un sello del señor Quentin y de un sin numero de gags que serán del agrado de muchos. Se sobre-entiende que no es una película fiel a la historia mundial, es un relato de ficción.

V.

jueves, 15 de octubre de 2009

Impresiones a 40°



–El dolor en los huesos me impide expresarme claramente, señora pared, no se ofenda usted en toda su frialdad y palidez, si no comprendo del todo sus murmullos – le dije de manera diplomática y, sin duda, burlona.
–No hay ofensa– respondió –lo único que puedo expresar es que, mi nombre no es “Pared”.
– ¿Podría decirme su nombre? –exhorté sorprendido. 
–No podrías comprenderlo, de antemano lo sé –aseguró –No juegues con lo que desconoces.  
 –No dude de mi capacidad, es cierto que estoy casi a cuarenta grados de temperatura, pero no estoy loco –pronuncié.                                                                                                              
Por supuesto que la pared no respondió más, ni susurró más cosas extrañas. Como si eso disipase mi dolor en primer lugar. La pared inició un movimiento poco usual, como si se tratara de un líquido, desplazándose en una sombra traslucida a la parte del techo justo sobre mi cabeza. Su movimiento era hipnótico. Mi malestar me hizo dormir con esa imagen en la mente. Gotas de algo caían en mi cabecera… gotas rojas…

Despierto. Volando a la lámpara. Soy un mosquito (¿Un mosquito? ¡Con lo que me agradan esos chupasangre!), voy volando y me veo en el lecho, sereno, más bien inerte. Aterrizo lento sobre mí, sintiendo mis delgadas alas membranosas en la nariz y despierto de golpe, empapado en sudor frío y envuelto por la oscuridad borrosa de mi habitación.
Vértigo y ansiedad, las sabanas no alcanzan a cubrir mi cuerpo que tiembla sin control. En esos momentos en que no se está ni dormido ni despierto, sin embargo, un delgado hilo de humanidad nos amarra a la realidad.                                                                                                                                        Necesito soñar.

Despertar otra vez. No sé dónde aparecí, la habitación, espero. Ha pasado por mí un lustro entero. Volteo al reloj y apenas han pasado 15 minutos… ¡15 minutos he dormido! Alcanzó el despertador, lo rozo y cae…
…Veo…
…Reloj…
…Tiempo…                                                                                                                                                         …en picada…


Veo y escucho;  siento a detalle pleno a la mosca que está en el techo. El zumbido es tan claro que me sacude hasta marearme. Casi me tira de la cama, o eso creo. El vendaval. Cerrar los ojos es peor, incrementa la onda sonora y el vértigo, estoy mutando en otro yo, fenómeno kafkiano. Mis manos se alargan cuando las muevo, como si las pasara por un vaso con agua. Estiro débilmente mi brazo y la mosca vuela, se coloca detrás de un cuadro, me espía, se la ve reír impunemente. Asoma su existir de insecto (insexistencia). Manda un mensaje en clave Morse, seguro llamando al escuadrón de élite. La infalible Fuerza Aérea de las moscas.  Emprende el vuelo hasta perderse en las persianas. Bajo la guardia. Apenas si puedo pestañear...me duermo...

¡Qué sensación más desagradable! Náuseas, el estertor de mi imaginación. Los latidos de mi corazón in crescendo.
–Ya veo –dice la pared –ya veo que te duele. Tu metamorfosis no es algo fútil. Levántate, es hora de jugar.                                                                                                                                                                             
Un recorrido que me ataca desde la nuca hasta las piernas y se le suma al reclamo de la pared. Los tambores de batalla que me recorren desde dentro me mantienen inmóvil, abrazado de mí, impedido para contestar siquiera. Incómodo en cualquier posición, me reacomodo como un ave en el nido, nado entre las cobijas para llegar a la orilla y no perecer ahogado, trato de llegar donde se ve la luz  y la voz que me llama….
…luz…                                                                                                                                                    …¡apágate luz..!
…abro los ojos un instante, sólo para tomar espacio y volver a dormir.  
–Pared, ¿cuánto es real?
–El dolor es real –expresa. –Nuestro mundo es real, pero aún no debes estar aquí.
 –Pero deseo estar ahí, donde sea menos aquí. –Rogué.
–No es tu tiempo –Me dijo secamente.
  Mis manos cubren mi cara, he perdido el control de mi cuerpo. A veces espasmos, a veces sólo escalofríos. Ahora tengo calor, un calor indecible, insoportable. El ardor en la garganta que quema como fuego. Tengo sueño y tengo insomnio. Nada digno para el otoño, mi estación especial. Intento recuperarme y resbalo en cada avance. Necesito del suspiro para rescatarme del vacío al que caigo, ¡qué regrese a mí el aliento!

La incursión hacia el frasco de mis píldoras (de felicidad)  me lleva hasta una taza de café perdida en el soplo de la madrugada. Mis convicciones me manejan, instinto de supervivencia, las ganas de dormir por fin y expulsar al mal que me destruye o, tal vez, todo formando equipo que, a saberse, es falible. Termino averiado, cayendo sin remedio al suelo helado. Mi frasco de píldoras rueda bajo la cama y yo detrás de él. Apenas si me responden los músculos de las piernas y brazos para poder arrastrarme al polvoso sitio. Un viento intenso comienza a empujarme en medio de la cama. De inmediato aparece un torbellino de ébano vaporoso que me sujeta más fuerte. Logro asirme de la pata de la cama pero unas extremidades, una suerte de tentáculos húmedos me toman del cuello, las piernas y los brazos. Inexorablemente soy atraído al torbellino en un grito mudo.                                                  La caída parece eterna, no obstante, aterrizo en el material más suave que jamás haya tocado, no obstante, se siente un tanto mojado, parecido a una esponja. Por fin puedo levantarme, pero no logro ver nada. Me siento mojado. La oscuridad más intensa de cualquier sitio, multiplicada por mil. Es tan oscuro que incluso siento que me borro, que sólo existo de manera etérea. Cerca, o lejos, no lo sé, escucho un siseo. Vocecillas tenues; murmullos en eco, como los de la pared.
– ¿Pared?, dime que eres tú –vociferé aterrado. No obtuve respuesta alguna.
Una textura rugosa pasó junto a mi brazo haciéndome saltar hacia la oscuridad. Otro objeto con textura de hueso tocó mi mejilla, apenas una fracción de segundo bastó para erizar mi piel.
– No sé qué tipo de broma es ésta, pero, ¡ya me estoy cansando! –Grité lo más fuerte que pude. 
– ¿Broma? Cuando vamos a tu mundo no nos lo tomamos a broma –Sentenció la voz en eco. Hablaba tan guturalmente que bien podría estar a cinco metros o junto a mi oído.
– ¿Quién eres? ¿Dónde te escondes? ¡Dime! –Ordené al vacío.
 –No tengo razones para esconderme en mi casa –respondió. – ¿Tú quién crees que eres para venir hasta acá y exigirme lo que sea?
–Soy…yo soy… –dudé.
–Lo sabía, no hay respuesta –dijo anticipándose a que pudiera completar mi oración.  
– ¡Basta! –dije ya furioso, pero más bien desesperado. – ¿¡Quién eres!? ¡ya me siento bastante mal para estos juegos ridículos!
– ¿Que quién soy? –Preguntó envuelto en una carcajada ominosa. –Soy tus miedos, tus debilidades; tus perversiones. Soy lo que no deseas; eso que llamas “mala fortuna”; tus pesadillas; soy tus malas decisiones; tus malestares; soy tu futuro. En concreto: Soy tú –enunció mientras un halo luminoso se encendía poco a poco frente a mí, como a tres metros. Tras él, un rostro carcomido se revelaba. La imagen me hizo retroceder varios metros, aunque no sentí que me alejara del ser. Una risa enorme y macabra se prendió del rostro que cada vez ser revelaba más. Una especie de cuerno sobresalía de su barbilla y su cráneo se notaba expuesto, adornado por ojos de intenso azul y un extraño humo saliendo de lo que quedaba de los labios en la boca.
–Soy lo que tú. Soy lo que has creado; lo que llevas por dentro –expuso sin meditaciones y sin retirar esa risa irónica de su rostro descompuesto.
Ciertamente estaba en shock. Titubeé un momento que pudo ser una vida entera, pero al final corrí para alejarme lo más posible de ese espectro. Corrí sin saber a dónde, internándome en la densa oscuridad; corriendo hacia la nada con una carcajada ominosa siguiéndome. Seguí sin poder llegar a ningún lado hasta que caí rendido.                                                                                                              –Si no puedes escapar de ti, no puedes escapar de mí –resonó la voz con otra pavorosa risotada que parecía surgir del interior de mi cabeza.  Sin darme tiempo a nada, una luz apareció detrás de mí, calentando un poco mi espalda, incluso. Me alejé gateando en dirección contraria, volteando repetidamente para asegurarme que el ser no se acercara más. Un rostro diferente apareció detrás de ese fulgor. Ahora era completamente un esqueleto, pero no lucía como un esqueleto humano. Una risa inmunda le acompañaba y una voz distinta a la anterior.
–Soy tanto como tu miedo es –dijo –y tantos aspectos como tengas tú.
– ¡No! ¡No puede ser real! –renegué mientras me incorporaba para correr en una diferente dirección, aunque tanta oscuridad era asfixiante.  
Choqué de frente con algo exánime. Con las manos palpé la superficie que no tomaba forma definida. Otro destello luminoso apareció frente a mí, y como anteriormente, se iba dibujando algo:
–No puedes esconderte aquí, igual que no puedes esconderte de tus pensamientos –dijo el ser al poner su mano pútrida en mi cabeza.
La carcajada que emitió me hizo correr aún más hasta que tropecé con algo  y me desplomé de nuevo. Mi rostro se hundió en el suelo acolchado y al tratar de respirar tragué un poco de un líquido espeso que escupí de inmediato.
– ¡Ya ha sido suficiente! –gritó otra voz. El sonido que expulsó logró que se me helara la sangre.       – ¿Quién es el responsable de esta tontería? ¿Creen que es buena idea que un mortal esté aquí? ¿Les parece sano para nuestro ambiente?
El nuevo ser se reveló, igualmente de manera luminosa y enceguecedora. Medía más de dos metros y de sus cienes se descolgaban unas cornamentas que se enrollaban, al estilo de un carnero. De su pecho apenas colgaba un trozo de carne, lo demás era un esqueleto grisáceo y sus ojos amarillos atravesaban el alma entera.                                                                                                              –Tú, ¡confiado mortal! ¡No te atrevas a retarnos sin conocer el poder al que te enfrentas!                        –profirió colérico el primer ser.
–Es que... ...yo no... ...no es mi intención molestarlos –argumenté aterrado – ¡No tengo idea de cómo llegué aquí!
–He dicho: ¡suficiente! –Protestó el carnero antropomórfico – ¡Nada hay que hablar aquí! -  Y al decir tal cosa, luces carmesí iluminaron una estancia que parecía infinita. El destello hizo que diera un tropiezo y caí en la suave superficie mojada.  Al apoyarme para levantarme, noté que el suelo era de una especie de piel tensada que supuraba un líquido viscoso; como coágulos de sangre. ¡Estaba ensangrentado de pies a cabeza! El horror me hizo correr tropezando y rebotando en la piel hasta que caí en una suerte de fosa. La peste ahí dentro casi me hace vomitar. Trozos de carne y huesos me cobijaban. Escalé.  Sentía las uñas descarnarse pero mi terror era mayor y me hice salir del hoyo. La sangre seca en mi piel hacía que rechinaran mis articulaciones, como una cinta adhesiva mojada.
Mientras más avanzaba la luz se hacía más escarlata; el calor se intensificaba y me costaba más respirar. Mis pulmones se sentían como plomo. Sin tener tiempo de reaccionar, caí por un risco y hasta lo profundo de un lago rojo y espeso. Nadar… no podía moverme. No pude aguantar la respiración más tiempo y el líquido entraba por mi boca. Sentía que tragaba pintura… me asfixiaba…
Es cierto, “charlé” con los monstruos que solían salir de mis miedos, que viven en horrendas condiciones que, otrora, eran admirables y misteriosas. Ahora con la visión que me invade, siento que no conozco nada.
Desperté tirado bajo la cama, empapado en sudor y temblando como un polluelo mojado. El más grande de ellos, el carnero,  juega con mi frasco y me lo lanza. ¿Será el líder? ¿De qué? Extraño ser de ojos amarillos. Mientras saco una píldora, se acerca pecho tierra, se me queda viendo al tiempo que ladea la cabeza en forma graciosa, alcanza mi mano con su garra pútrida y hace una mueca: 

–Regresaré para una visita más, tal vez un par, no lo sé – asegura con su voz que parece sumergida en el agua –sólo no olvides revisar bajo la cama en una madrugada parecida a la de hoy –termina y se retira sonriendo.
Trago la píldora, duermo…

Sueño R.E.M. ¿Monstruos? Habitación vacía y silenciosa…
…estrellas entrando y saliendo por la ventana…
…la luna ha dado media vuelta…
…estornudo…
…lluvia…
…Amanecer…

Al abrir los ojos, únicamente la quietud de la mañana, el sol entrando por la ventana, todo indica que ha sido una noche común con sueños intensos y mi cuerpo defendiéndose de una infección. Todo salvo el letrero que está escrito en la pared y que dice: “sólo no olvides revisar bajo la cama en una madrugada parecida a la de hoy”.
Sonrío.


Víctor P.

miércoles, 14 de octubre de 2009

martes, 29 de septiembre de 2009


México, Distrito Federal, a 26 de Septiembre. Foro Alicia.


El reloj digital de cualquier teléfono celular encendido ya marcaba casi las 22 horas, digo casi, pues el evento en el foro Alicia se había anunciado a las 21 horas. ¿Qué importa? Es natural el retraso en un concierto y yo me estoy desviando del punto de ésta pseudo-nota.

Los Twangers, después de silbidos y recordatorios maternos, se dispusieron a ocupar el escenario. Ataviados con pañuelos que cubrían la mitad de su rostro y antifaces que completaban su atuendo. El reverendo generaba los aplausos en respeto inexorable por su ya larga carrera en el mundo inquietante de la música, seguido del Crunchy y Ramírez, al cual, no le faltan fans, aún no se cual es la razón exactamente, lo explicaré más adelante, además de que estoy revelando sus identidades secretas. Su estilo de surf, garage, spaghetti y chili western dieron buena apertura de la noche. Destacable un impresionante cover de “The House of the Rising Sun”, pieza de blues, se especula, de origen en 1934 por Clarence Ashley Y Gwen Foster, inmortalizada posteriormente por personalidades como Lead Belly, Bob Dylan, The Doors, The Animals y hasta Pink Floyd.


A continuación de los Twangers, The Cavernarios (A continuación es mera formalidad, pues la tarea de conexión y reconexión siempre es para resaltar). Originarios por ahí de los rumbos norte en Cuatitlan Izcalli, con ya más o menos siete años de regar sonidos garage, punk, surf y rocakbilly. Alf al bajo, Cheko a la bateria, Bustamante como guitarrista, Danny Lobo también en la guitarra y voz. Exponiendo canciones como, “corre” y “noche de rock” con las cuales se rompieron dos o tres huesos en el publico. Y sí, le faltaba un buen rato a la noche y al slam.

Lost Acapulco al escenario después de The Cavernarios. El Alicia ya eufórico para ese entonces aún más eufórico al recibir a la banda que dio continuidad al género surf en México y ha creado toda una parafernalia desde mediados de los años noventa, generando un movimiento underground imprescindible. WARpig emborrachado de alegría y alcohol en la batería, la voz y la invitación al desprendimiento de ropa de las chicas. El Sr. Ramírez que con el bajo, y que sin necesidad de palabras, las chicas le muestran su desnudez (debe ser la mascara, estoy casi seguro, un buen día le preguntaré), El reverendo de nueva cuenta en la guitarra y la presencia de la seriedad y la gracia a la vez. Crunchy una vez más, en la guitarra con el peinado que llama la atención y la mascara más discreta, por así decirlo. No me hubiera imaginado que canciones como “el garage de Gina Monster” generara tal golpiza en los presentes que disfrutábamos de la tocada. Así mismo, “Somos” y “Tanga tu tanga” cimbraron (no es solo una expresión) todo el lugar. Ya al final no les dio por regresar al encore después del gran show de saltos, baile, codazos, lluvia de cerveza y gritos desgarradores que han mostrado e incitado, pero El Sr. Ramírez lució una pegatina en la parte posterior de su bajo donde se leía “gracias”. Marcaba la espera a la siguiente banda.


Wau y los Arrrghs! Cerrarían la noche con ese estilo de punk, garage y algo que al parecer llamaron, pop arrrgh! Juanito Wau con un collar de huesos ya se apoderaba del micrófono. El buen Flatan que estaba de festejo de cumpleaños, cosa que se notaba pues completamente ebrio dispuesto estaba en la batería, detrás en el escenario. Isidro parapetado en el órgano trataba de regresar las maldiciones que del ingenio mexicano nacen, y esta banda llegada de Valencia, España, no puede comprender en su totalidad. Molongui se dedicaba a expulsar una sonrisa y a confundirse con la luz que atravesaba su peinado. Satu empuñó su bajo y presumía sus gafas oscuras con las que creo, no podía ver nada. Mientras yo, ya no lograba contener tan ferozmente, el ataque de los cientos de asistentes al mismo tiempo al escuchar “niña” o la que se tornó increíblemente agresiva, “Demolición”. ¿Vejez? ¿Cansancio? ¿Deshidratación? ¿Todo esto en conjunto? Yo creo que deshidratación. Se extrañaron ejecuciones como “Ce ne pas la importance” No obstante la noche ha sido de adrenalina y sonidos multicolores. Se pedía por más cuando ya sólo quedaba la salida a respirar un poco de aire de madrugada y pensar en el siguiente evento del foro. Gran tocada sin duda alguna.


V.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Genial!! The Dead Weather!!!


The dead weather visita México para este mes de Octubre.
Banda representante del garage rock formada apenas en este año, 2009 en Nashville, Tennessee. Nos traen su primer LP de nombre Horehound, que fue lanzado el pasado 14 de Julio en nuestro continente, esperemos, el primero de muchos.
Increíble alineación de esas que posiblemente no nos imaginemos y digna de nuestra atención: Alison Mosshart, vocalista, guitarrista y percusión, que también forma parte de The Kills; Jack Lawrence de The Greenhornes y posteriormente de The Raconteurs se encarga del bajo, guitarra y batería; Dean Fertita a cargo de órgano, piano y guitarra, extraído de los eminentes Queens of the Stone Age; Jack White en la voz, guitarra y batería, quien a la vez pertenece a el dueto The White Stripes y a The Raconteurs. Infaltable en sus agendas de eventos para los habitantes del Distrito Federal y Guadalajara, donde se presentarán. Lo único que falta por establecer es, ¿quién me hace el honor de acompañarme a disfrutar a The Dead Weather en vivo?

viernes, 11 de septiembre de 2009

¿Quieres ser mi Amante?


¡Ni secuestro, ni nada!

Como en una serie de acción. Un sujeto toma secuestrado un avión en pleno vuelo. Toma rehenes y amenaza con hacer estallar un artefacto. ¡Boom! Y adiós.
Pero claro eso, como lo dije, en una serie de acción o una película. Lo que sucedió hace unos días en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no fue más que una farsa, un montaje mal hecho, de esos donde se ven los hilitos de los títeres que forman parte de los efectos especiales de una película de serie B, como las clásicas de “El Santo”, por supuesto, con todo respeto para el ídolo de la lucha libre mexicana. Esto del secuestro del avión fue un circo. De risa. Televisa y TV azteca, a la par, hacían su exclusiva. Por más de 2 horas transmitieron el suceso. Creo que estaba el inútil de Carlos Loret de Mola transmitiendo en vivo y no recuerdo quien más, da lo mismo. Quienes fueran, aseguraban que había siete secuestradores, de posible nacionalidad venezolana, colombiana o boliviana. Henchían a la policía federal por su accionar impecable en la toma del “terrorista” (parte de a prensa local, la de la nota amarilla, así llamaron al tipo este), sin una sola bala usada, ni resistencia del sospechoso, ni escándalo mayor que un diputado petista enojado por haber sido arrestado. Mucho por sospechar, sin duda. Tomas inciertas desde fuera del aeropuerto no decían mucho y se especulaba, sólo eso. Después lograron improvisar corresponsales con los pasajeros que entrevistaban, donde daban la descripción un tanto ambigua de lo ocurrido. Y es que muchos de ellos no tenían ni idea de lo que pasó en su vuelo, esto en vista de que las autoridades “competentes” no daban información clara. Y con la información que se recibía, un asco. Corresponsales por un día.

Corte a:
1630 horas. Una extraviada conferencia de prensa de Genaro García Luna, que al parecer estaba más en la luna de lo que pudiera pensarse. Explicó que se trataba de un payaso fanático cristiano llamado José Mar Flores Pereyra, de nacionalidad boliviana, radicado en Oaxaca, México, hace 17 años. Confeso adicto a las drogas y al alcohol. Con antecedentes penales en Bolivia, pero ahora es un “pastor cristiano”. Y que exigía sobrevolar siete veces el Distrito Federal, algo así como un ritual numerológico, sin embargo, al notar que eso era mas estúpido de lo que suena, pidió hablar en tierra con Felipe Calderón, para advertirle que algo catastrófico pasaría en México, un terremoto y otras calamidades.

Tiempo después, el supuesto secuestrador habló a la prensa. Explicó lo antes mencionado de su voz, so pretexto de que quiere mucho a México y por eso, con unas latas de Jumex, un reloj digital y unos lets (por aquello de que no se la creyeran), se le ocurrió fabricar una bomba apócrifa. Entre sonrisas, expresó que sólo fue para darnos su “mensaje celestial” por los medios que le fueran necesarios.
Después se supo que este sujeto tiene por nombre artístico, Josmar. Y ha grabado no sé cuantos discos con cantos y alabanzas cristianas. Poco importa.

Datos más, datos menos. La pregunta real es. ¿A estas medidas de distracción ha llegado el gobierno fascista de Felipe Calderón? La influenza, el secuestro, los atentados en Michoacán. ¿Que sigue para mantenerse con el mote de “héroe nacional” a placer? Es capaz de todo. Suficiente, ¿no creen?

V.

Destrucción con sentido


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Desayuno en la Terminal. (Regresas, pero nunca te alejaste)


Lóbrego camino, pleno ahora por el viaje. Esperando desde acá, sin algún vicio, sólo el vicio de esperar, por ver una vez más. Pincelada del horizonte y sin fin. No me faltan los colores que iluminados por la sonrisa puedo ver. La magia de la locura del momento bañando en emoción. Sí, la sonrisa que me imprime, y el abrazo alargado al infinito, que saca lo mejor de mí en un instante y ahí se queda, plasmado. Y es justo cuando se siente que entre la desdicha y lo fatídico, de eso, nada puede pasar ahora, ni nunca. Esa seguridad que inyecta la voz que escucho y que frente a mí se posa con la gracia de la naturaleza. Esa ráfaga de impulsos eléctricos. La adrenalina de mi despertar.

Fue que de pronto, nació la evocación de los pasos que nos llevan al presente. Como si instintivamente supiera que de una noche a una madrugada pareciese sólo haber un segundo. Recopilando sensaciones es que me desplazo del pasado al presente. Quiero que sea así, que sea permanente, como ahora el sentimiento que da la metamorfosis de una canción que esperó mucho a ser ejecutada. En un mismo segundo me interpongo entre el aliento entrecortado y la sensación de correr a ciegas, a donde apareces.
Me sorprende aún que todo haya pasado en tan reducido espacio.
Cosas que ni el desvelo, el vuelo, la fantasía, ni el amanecer cercano pueden detener. Mis manos aún tiemblan, todo yo en armonía.

Alimentamos el alma…

Intensamente algo en mi espalda aconseja, la luz que se despoja de la idea malévola, por así decirlo, de no dejar el anhelo callado. De pedir, expresar e intentar anudarse de la idea de permanecer, de desear que sea. De esos, mis ruegos internos a los espíritus cautivos en la estela de sus pasos, que se alejan y a la vez se acercan.
Me llena la inspiración. Lapislázuli que de mi recorrido se abre. Entorno en transición constante, nuestra aura marcada en el sonido, se siente, tan sencillo que es inexplicable. Y como de tus labios las palabras, “ni con un millón de ellas podemos expresar lo que realmente queremos decir”. La forma fantástica de dar marcha a un día. Contengo mi aliento e inmóvil exploro, letra por letra y por fin la visión ulterior del deleite, la noción de que el tiempo no pasa y se detiene sólo para envolver nuestra memoria. Palabras que me regalas, inmenso valor a cuidar.

Que llegue ahora la noche, sólo para verle sentir la presencia de una calidez que sé, siempre estuvo aquí, conmigo. Sea la noche, sólo para disfrutarse, la siguiente línea en la narrativa. Que llegues otra vez...
V.