Millones de manos, oxígeno insuficiente, pulsaciones incontrolables, memorias....
... La ciudad nos lleva, nos aleja, duele, cura.
Cuenta nuestras historias y es parte de ellas, narra el tiempo. Encierra el destino.
Explora, tiembla, recibe a los ganados que aun explican sus sueños, los comprende, los tortura, los acoge.
Ilumina, maltrata, se asfixia, recoge los pedazos de los que en ella van, exprime el llanto de los que de ella se van.
Respira, explota, corroe, completa. Pide sólo lo que necesita y recibe más de la cuenta, tiene vida propia, se mueve a placer.
Canta, compone música que retorna, corre, emerge, se duerme.
Espera, acompaña, se marchita, se pudre, agoniza y muere. Resurge como el Fénix, evoluciona, ordena las ideas, los vientos, los sentimientos, nos escucha.
Llora, baila, se calla, se aparta, crea, moldea, destruye, y vuelve a crear. Los olores, la combinación de té, café y agua. La bipolaridad del asfalto, helado como la realidad, la cadencia de sus paredes inertes.
Moja, seca, calienta y enfría, nos atrae, nos deja, nos conquista, nos da los materiales y el espacio, nos da soledad pero no nos abandona, fortifica, falsifica, dramatiza, fertiliza. Fauna citadina.
Concentra, vomita, alcanza, deshecha por la lluvia, cronometra, ríe, sueña, vuela, regresa. Se siente en las manos, comienza a repartirse por la piel, el ambiente es diferente, a veces nos deja ver, a veces no le importa, sobreprotege.
Nos hace alucinar, imaginarnos, nos golpea, nos relaja, nos desespera, enloquecemos, ensordecemos, pero crecemos, pensamos, somos.
Avisa, embriaga, nos desnuda, nos invita a entrar y quedarnos así, se entrega, incita, seduce, pervierte, nos acaricia, termina y comienza. Todo en un punto, en un momento, en un segundo…dos… tres.
Sólo pasa, sólo esta, impaciente, furtiva, trémula, distante, cálida, banal, creativa, sensual.
Nos pierde, nos busca. Un cielo diferente cada amanecer, nunca igual que ayer, nuevo comienzo, nueva sensación, nueva mezcla de colores, nuevo sabor, nuevos sonidos. Nos da vida, nos mata, reencarnamos en bestias, respiramos igual, la ciudad no se va, empero se ve, crece, grita, escribe, enferma, sangra, no morirá.
Víctor P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario