Una ratita estaba a punto de ser pisada por una persona.
Logró quitarse un pisotón y escapar a zona segura. Entonces preguntó:
–¿Por qué deseas matarme, humano?
–Porque eres una plaga –respondió seguro el humano.
–¿Acaso yo pisoteo, destruyo, asesino, incendio, elimino,
erradico, consumo, contamino y extingo especies y ecosistemas? –Volvió a
cuestionar la rata.
–¿Qué? Somos la especie superior. La especie que piensa y
crea –refutó el humano –¿no te habías enterado, alimaña?
–¿Estás seguro? –dijo sarcástico el roedor –¿no eres de la
especie que enciende fuegos artificiales para celebrar a los santos? –prosiguió
mientras el humano sentía un ardor en su ego y se ponía rojo de rabia y
vergüenza –¿No eres de la especie que se somete fácilmente a regímenes y
religiones; y que vive con miedo de pecar hasta por ir a defecar? Yo sólo
quiero subsistir, tú sólo quieres devastar –, concluyó el ratoncito.
El humano retiró su pie amenazante,se alejó lenta e inexpresivamente del lugar,
volteando constantemente a ver al pequeño roedor hasta perderse en la
distancia.
El 24 de octubre del 2018 se convirtió en una de esas fechas inolvidables para México al recibir a uno de los proyectos más sólidos y honestos que nos ofrece el rock contemporáneo. Me refiero a Gorillaz, fundado en 1998 por el genio Damon Albarn. Y más aún porque decidieron que México fuese la tierra donde su "The Now Now Tour" cerrara, con la sentencia de que la banda, a partir de ello, se tomará un descanso de al menos diez años... ...ojalá que sea mucho menos.
Ya muy entradas las ocho de la noche abre el telón una veterana banda oriunda de la República Democrática del Congo: Jupiter & Okwess, liderados por el gran Jupiter Bokondji, con los cuales, Damond, ha generado varias colaboraciones y los ha agregado a su gira. Decir que son energía pura es poco. Todo su set es mover el cuerpo a rítmo africano. Nuestraa raíces humanas presentes vibrando completas y ellos con alegría brindando el sonido. Percusiones que despiertan el ADN y poseen al cuerpo con felicidad. ¡Qué mejor apertura! Como cincuneta miembros del staff corrieron a desarmar y rearmar el escenario por lo que esperamos poco para ver las visuales en las pantallas: "Hello", el ya clásico tema con el que abre la noche Gorillaz: “M1-A1", del LP homónimo, fantástico debut de la banda en 1998. Los primeros remates en las tarolas hicieron que el Palacio de los Deportes se desprendiera del suelo por in segundo (o más). Seguido de " Tranz", pieza del nuevo material, "The Now Now"; luego Last Living Souls" y la muy esperada "Rhinestone eyes" con la que parecía que el inmueble obra de los arquitectos Félix Candela, Antonio Peyri y Enrique Castañeda Tamborell no iba a soportar. Así de pronto comenzó ls base de "Tomorrow Comes Today" y la melódica de Damon. La canción más emblemática de Gorillaz, todo un himno.
En muchas ocasiones Damon se tomaba el tiempo de agradecer al público por su asistencia; ¡público que no dejamos de gritar, cantar, saltar y bailar en todos los sets! El concierto siguió su emotivo curso con los temas “Every Planet We Reach Is Dead”, y el poema hecho canción: “Magic City” y una de las siempre favoritas: “19-2000”, donde Albarn, estando ya sobre el público, por poco y acaba sembrado en el piso. ¡No podría ir mejor la velada! Y se sueltan los primeros acordes y el video en la pantalla de “Humility”, de esas piezas que no puedes más que cantar a todo pulmón, con Jack Black en la pantalla gigante y el señor Remi Kabaka, parte de ños cameos del clip. La entrada triunfal del fantástico rapero De La Soul en el siguiente set: “Superfast Jellyfish”. Con un ritmo y precisión como si estuviéramos escuchando el disco de estudio. El video de "On Melancholy Hill" aparece en nuestros ojos en las pantallas en un griterío colectivo que ya preparaba la garganta para corear esta hermosa canción. Seguida de otros dos emotivos temas que nos ajustaron el nudo en la garganta: "El Mañana" y "Fire Flies". Después se manifestó el gran Paven Everett para, con su impresionante voz, cantar "Strobelite" en una delicia de sonido soul. En "Andromeda" se armó un baile y palmsdas masivos de principio a fin y sucedido ello, entró un personaje que no reconocí con el traje de plumas, sombrero de ala ancha y unos lentes tan grandes que más bien eran máscara. Y, ¡sorpresa! ¡El músico y productor Jamie Principle estaba en la casa! Así tocaron otra nueva: "Hollywood", no obstante la ausencia del legendario Snoop Dogg.
En "Stylo" la cerveza ingerida me estaba haciendo la invitación al baño tuve que correr y escuchar de lejos la llegada del rapero Bootie Brown en "Dirty Harry" con ese sintetizador inconfundible. Tema que marcó el regreso de De La Soul para la épica "Feel Good Inc.". No podía cantar de la carrera que di y "Souk Eye", pieza con la que cierra el nuevo disco me ayudó a retomar mi ritmo cardiaco. No quedaba más que dejarse llevar por ka marea de brazos que provocó la bonitq " Plastic Beach" y sus hipnóticos procesos electrónicos para desembocar en el primer y único encore de la noche. El regreso con "Lake Zurich", también de los nuevos temas, significó más festividad y danza de las multitudes todo para regresar a 1998 y escuchar " Latin Simon (¿Qué pasa comtigo?), con el trompetista invitado, Abel Virelles Gonzalez y en los visuales, el maestro Ibrahim Ferrer en un profundo y bellísimo homenaje traa su partida ya hmaños atrá, en el 2005. Una leyenda de la música del mundo. Hermoso momento oara estar vivos dentro del mundo que colapsa. Me encanta el bajeo de "Kids With Guns", rola subsecuente con el impresionante rango vocal de Michelle Ndegwa que nos dejó con la boca abierta y el cuerpo derretido. "Clint Esdtwood" nos llevaba al límite y todos cantando como si no hubiera un mañana. "Don't get lost in heaven" al hilo de "Demon Days", con todos, todos a coro en el escenario y en el público. Un cierre de concierto que se ha vuelto un ritual sanador en cada ocasión yvque sin duda nos va aterrizando mientras, con paciencia y carño, se despide de una de las audiencias más leales que puede haber: la mexicana. A la sombra de las visuales, que nis llevan por un recorrido cronológico con el que la banda ha crecido. Con el que hemos crecido todos. A diferencia de otros conciertos de Gorillaz con visuales piscodélicas, éste fue lo anterior y muchos lo notamos: un viaje a través de la historia y de las sensaciones que se quedaron guardadas como un código en nuestro cerebro. Muchos padres que son de mi generación llevaron a sus hijos, pasando la herencia y la historia a sus manos ahora. Ha pasado tiempo, sí, pero las sensaciones sólo se nutren más.
Anoche nos gastamos la voz en cada canción y rápidamente la restauramos para cantar la siguiente. Nadie sabe cómo pero testigos hubo miles, más de 21 mil asistentes al Palacio de los Deportes, lleno a reventar, cubierto desde el firmamento por la luna más bella de la temporada. Luna llena de otoño. "A todos los que estàn aquí, les digo: sigan sus sueños...", dijo Damon Albarn después de arrodillarse ante el público. No, Damon, nosotros te agradecemos, les agradecemos todo.
No exagero al decir que Tim Burton es uno de los tipos más geniales y creativos de nuestra época. Amable, carismático, abierto a la broma inocente y a la ironía mórbida. Amante del buen cine clásico de horror, el de serie B; del arte innovador en grandes rasgos. Asimismo, ha cultivado infinidad de seguidores que aspiramos a hacer al menos la mitad de maravillas que ha logrado él. Así se lo demostramos ayer. ¡Pero esperen que me estoy adelantando un poco!
Esta introducción deviene de la Master Class que Burton brindó atentamente el pasado miércoles a algunos cuantos aspirantes a creativos que estuvimos ahí. Más o menos a finales del mes de septiembre El Mundo De Tim Burton junto al museo Franz Mayer y Cinemex (que ya habían hecho oficial la muestra de obras del genio californiano en el mencionado museo, del 6 de diciembre hasta mediados de abril del próximo año) lanzaron una convocatoria para mandar una obra original y participar por un lugar en esta amena y fructífera charla. ¡Finalmente llegaba la hora para los que pudimos estar ahí!
La cita era a las 6 de la tarde en el Centro Cultural Roberto Cantoral. Los ánimos no decayeron ni con la cansada espera de más de dos horas formados, ni con la pésima organización del recinto que parecía nunca haber recibido un evento de este nivel, ni con los favoritísimos a escuelas y patrocinios al momento de entrar. Los asistentes no podíamos perder con nada esa adrenalina, y, estoy seguro, todavía no creíamos del todo que estuviéramos viviéndolo.
Pues bien, a las 20: 25, por fin ya todos sentados en sus lugares, Tim Burton entró con toda la energía a escena; abrazado con calidez, aplausos y gritos por todos los asistentes. Avanzó saludando y sonriendo emocionado alrededor de la sala y se aproximó a tomar asiento, presto para exponernos su experiencia.
Tim, quien ya se había paseado por Coyoacán horas antes nos regaló momentos hilarantes acerca de su infancia y sus miedos. Humildemente nos confesó: “…Crecí viendo películas de terror y nunca tuve miedo de los monstruos porque yo me sentía como un monstruo. Tenía más miedo a mis parientes y a mi familia, a las cosas normales de la vida como las reuniones familiares en Navidad, incluso. Esas son las que me dan miedo”. Agregó a su lista de fanatismos cinematográficos, las películas de luchadores mexicanos, en especial, de “El Santo” y en específico, sus aventuras en el Museo de Cera y contra las Mujeres Vampiro; ésta última incluso la ha visto tres noches seguidas. Le sugerimos que hiciera una película acerca de ello. ¡La simple idea es magnífica! Él bromeo y no descartó la idea para el futuro, agregando que primero debe concretar su trabajo actual con Dumbo.
A la lista de sus temores de infancia dijo con ironía: “Cuando era niño tenía miedo de asomarme por la ventana. Estaba seguro de que afuera estaba un payaso flotante. ¿Por qué un payaso flotante? No lo sé, pero me aterraba”, refirió entre risas.
Cuestionándole acerca de los temas de la muerte, respondió: "En Estados Unidos el tema de los muertos es más bien abordado como tabú, lo que deviene en que no se hable mucho de ello. Por eso me encanta el Día de Muertos; porque tiene mucho color, humor; los esqueletos, digo, todos tenemos uno dentro”, concluyó bromeando una vez más.
Nos comentó que el camino de un artista no es lineal ni fácil, no obstante, muy satisfactorio, en relación a su primer trabajo: “Vincent”, su famoso cortometraje que relata la vida de un niño llamado Vincent Malloy que desea, obsesivamente, ser como Vincent Price. Ese niño, por supuesto, es el mismo Tim Burton quien siempre ha manifestado su inspiración en Price (quien pone la voz en la narrativa del cuento). “En aquel entonces trabajaba en un restaurante y uno no puede dejar de sentir que no es su sitio. Así que me ponía a hacer arte con los condimentos, haciendo un desastre. Ese restaurante quebró, pero, no fue mi culpa”, dijo causando carcajadas, queriendo decir que un artista, haga lo que haga, debe mantener la pasión por aquello que le atrae. Recordó momentos negativos cuando sus trabajos eran rechazados e insinuando las limitaciones que la cadena Disney le imprime a cada obra que presenta (como hemos podido ver, marcadamente, en algunos de sus recientes trabajos).
Hablando de las nuevas tecnologías para filmar y animar, el artista explicó: “Me encanta el stop motion, aunque suena 'anticuado´, lo adoro porque es un arte para las personas que lo hacen. Ver la forma en que un objeto inanimado cobra vida y la forma en que las figuras hechas ya son un arte por sí mismas”.
La charla terminó y Tim ya se iba, cuando la entrevistadora estaba pidiendo orden, los más cercanos al escenario se levantaron en tumulto y comenzaron a lanzar cosas para pedir autógrafos y darle regalos al artista. Para estar un poco más cerca de él un instante. Aunque el staff ya lo llamaba para retirarse, el maestro Tim se tiró al suelo a atender a la mayoría de fans se le acercaban rogando. Firmando y saludando a su clase. Es la imagen con la que nos despedimos y con la que queremos vivir.
Hoy Tim Burton es famoso por haber marcado un estilo que cambió la forma cinematográfica en Holywood. ¿Suena demasiado? No. Cuando en la industria más grande en referencia al cine, estaban preocupados por cómo asustar al público, Burton le da la vuelta e imprime elementos góticos a un drama con momento cómicos muy inspirados en los clásicos del cine. Hoy día muchas de sus formas y técnicas cinematográficas; ya sea en animación o en live-action, son cátedra para un sinfín de cineastas. Gracias, Tim Burton. Y regresa pronto.
Dedicada al Güero. Un gran y admirable amigo canino que nos
mostró la forma de vivir con verdadera convicción.
Jamás conocí guerrero más fuerte. Caminando a su lado erámos
invencibles. Sin más armadura que el viento vencimos a la maquinaria cruel y a
los rivales más ominosos a puño y colmillos. Nos unificamos con la naturaleza.
En esencia un mismo pulso. Nos enseñamos a recorrer el camino en la oscuridad.
Bestias indómitas derrumbando muros. Corrimos libres y hasta quedar sin aire en
los pulmones.
Ejemplo de valentía y fuerza. Fiel amigo, el mejor. Nunca
abandonó su puesto y nos cuidó sin importar el costo y a cambio no pedía nada.
No hubo rivales grandes para ti ni heridas que no sanaran. Lamías tus llagas
con la serenidad del maestro zen y retornabas como Anubis, listo para marcar
tus pisadas en la historia.
Nuestro amor te cobijaba. Siempre lo supiste. Siempre
tuviste disponible un abrazo sincero y todo tu tiempo para nosotros.
Aullamos juntos a la luna en nuestro idioma inigualable en
las noches incomprensibles; y danzamos bajo la lluvia hasta no sentir los
músculos. ¿Cómo no sentir tu ausencia y no notar ese espacio que dejas? Detrás
de ti llega otra generación de gladiadores que admiran tu leyenda. Insuperable
maestro del tiempo.
Sigue tu camino, hermoso y luminoso ser. Espera nuestra
llegada cuando crucemos el río del Mictlan y nos vemos del otro lado. Nuestra
amistad es nuestro lazo de vida y así no nos extrañaremos tanto. No habrá
necesidad de llorar más. Ve, vive así, eternamente; como la única leyenda que
logró vencer al tiempo sin dejar de sonreír. Gracias por todo, infinitamente.
50 años cumple The Velvet Underground And Nico, LP con el que debutan como banda: Lou Reed, John Cale, Maureen Tucker y Sterling Morrison, y que está incluido en el lugar 13 dentro de los 500 mejores discos de la historia, aunque, para mí, podría estar fácilmente en el tercer lugar. Producidos por Andy Warhol, abanderado del movimiento Pop-Art fundado a mediados de los 50s, consistente en plasmar elementos de la cultura pop (comics, cine, publicidad) e insertarlos en un elemento artístico, homogenizando el contexto elitista de las Bellas Artes con la cultura popular, integrando un elemento kitsch, equilibrando y aterrizando las disciplinas. Instigados por su manager y productor (Warhol), fue integrada a la alineación de la banda, la actriz y modelo alemana Christa Päffgen, mejor conocida como Nico. A regañadientes de todos los miembros de la agrupación, ya que, suponían que no necesitaban una aportación más a las voces, ya que Cale y Morrison hacían las veces de coros y Maureen tenía un buen registro vocal. No obstante, la entrada de Nico a la nómina de The Velvet Underground, le aportó un halo lúgubre a las, per se, oscuras, frenéticas y viscerales composiciones de Reed.
Es incongruente que, actualmente, la revista Rolling Stone hace mucho alboroto con esta obra de arte ya que, en 1967, año de su publicación, no se tomaron la molestia ni de reseñarlo. Igualmente, muchos "conocedores" y "expertos" en música lo despreciaron debido a su temática, que aborda abiertamente temas acerca de drogas, prostitución o sadismo, que contrastan de manera brusca con la música pop de aquel entonces. “I´m Waiting For The Man”, el segundo tema del LP. Escrita por Lou Reed habla de su dealer de confianza, al favorito o habitual, que para fin del caso, el tipo que le vendía su heroína en un momento fuerte de expansión de las drogas duras, acompañado de un sonido que puentea el garage puro con el rock experimental y el art-rock y el proto-punk: “Twenty-six dollars in my hand/Up to Lexington, 125/Feel sick and dirty, more dead than alive/I'm waiting for my man”, al igual que el quinto corte: “Run, Run, Run”, composición tan psicotrópica, acoplada al blues-rock como su letra alucinante sacada de un viaje profundo en ácido. Otro ejemplo con el cuarto tema: "Venus in Furs", un fantástico momento que recrea, casi literalmente, la novela erótica de escritor austriaco Leopold von Sacher-Masoch, haciendo alegoría, al mismo tiempo, al BDSM: “Shiny, shiny, shiny boots of leather/Whiplash girlchild in the dark/Comes in bells, your servant, don't forsake him/Strike, dear mistress, and cure his heart/Downy sins of streetlight fancies/Chase the costumes she shall wear/Ermine furs adorn the imperious/Severin, Severin awaits you there/I am tired, I am weary/I could sleep for a thousand years…”, todo ello envuelto en un capullo sonoro proto-punk que de pronto lleva a lo más depresivo de las cuerdas de Cale, a la voz de Reed. En “There She Goes”, track 8, relatan la historia de una chica que sufre abusos por parte de su pareja. Parte de la violencia, tan real siempre, que la gente no estaba dispuesta a ver: “There she goes again/She's knocked out on her feet again/She's down on her knees, my friend/But you know she'll never ask you please again/Now take a look, there's no tears in her eyes”. Por supuesto que está, también, el corte número 7 del disco: “Heroin”, que es , descaradamente, la descripción de la experiencia de estar drogado. La canción inicia pasiva, como avanzando por un pasillo oscuro, sintiendo los efectos de los químicos en el cuerpo, hasta reventar con violencia con las percusiones de Maureen que parecen ser palpitaciones aumentando con el éxtasis sintético. De tal suerte que, resultó un fracaso financiero, pero, paradójicamente, un hito histórico.
Vayamos un poco atrás y entendamos la mente de su líder, Lou Reed: Hijo de una reina de belleza y un exitoso contador, navegando en el falso patriotismo y la doble moral de una clase media henchida por la guerra y su hipócrita heroísmo. Reed, no podía demostrar lo contrario a ello y al machismo de una sociedad que, justo como ahora, en aquellos tiempos debía corregir ciertos “errores”. Lou, adolescente, fue sometido a una terapia de electroshocks cuando sus padres notaron cierto comportamiento homosexual en su él, porque –¿cómo es posible que una “enfermedad” así ataque a alguien? –se preguntaban resguardados desde su trinchera ignorante. A causa de ello, Lou tenía una débil memoria a corto plazo, por lo que olvidaba rápidamente lo que leía. Estaba inspirado en los escritores de la oleada Beat, como Burroughs, Kerouac, Sacher-Masoch, y Ginsberg, cosa que se ve muy marcada en sus líricas. Luego tuvo la idea de que, ese universo de proxenetas, drogadictos y sadomasoquistas podría pasar de la literatura a la música, y ya que muchos tenían por afición leer de estos temas, seguro escucharían su música. En su opinión: “Ese es el tipo de cosas que deberías leer. ¿Por qué no lo escucharías? Te diviertes al leerlo, y te divierte al rockear con ello.". La sociedad y los “expertos” pensaban distinto al estudiante de la Licenciatura en Artes de la Universidad de Siracusa.
Todas las canciones fueron escritas por Lou Reed, a excepción de “European Song”, coescrita con Mo Tucker y “Sunday Morning”, con John Cale, un emblema de la era hippie que estaba en efervescencia. Gran dosis de psicodelia; una entrada un poco demasiado inocente todavía; cercano a los Kinks o a los Stones, yendo en contraposición con los Beatles, que en ese tiempo hacían sonar, en todo el mundo, “Yesterday”. Su importancia es tal que la escena punk, post-punk y el dark wave, influenciaron poderosamente a su sonido. Era el adelantado movimiento glam-rock y la pieza faltante del punk que hervían en ellos.
Lou Reed tenía ya la mayoría de las canciones escritas para cuando Nico entró, a la cual, no le permitían ser parte de ningún proceso de composición, ni observar mucho de lo que se estaba gestando, pero Andy quería a Nico en la banda para su gira previa a la grabación del material, para lo que grabó, en un lugar de Los Ángeles, llamado The Trip, su “Exploding Plastic Inevitable”, que no era más que el collage de luces, psicodelia y filmes recientes que puso en acción en The Factory, el estudio de Warhol, todo ello con The Velvet Underground y Nico ejecutando su música. Todo ello superó a la subcultura del momento, pero los llevó a una grabación express del disco, que en sólo 4 días estaba listo, y todavía era 1966. John Cale se encargó de agregar el elemento experimental al disco, los arreglos y las técnicas que había aprendido con su época con el fenomenal John Cage. Cale y Reed se entendían perfecto. El gran Lou ya tenía mucha experiencia con la variación de afinaciones en la instrumentación, de hecho, inventó la guitarra ostrich cuando tocaba en su primera banda, The Primitives. La finalidad de la ostrich es tener afinadas todas las cuerdas en una misma nota. Esto creo el sonido de piezas como “Venus In Furs”, y la fúnebre “All Tomorows Parties”, una de las canciones donde la voz grave de Nico ensambla increíblemente, resonando como una pieza neo-folk, art-rock con ese sonido que John Cale llamaba “sexy”. El elemento más oscuro y disidente era la viola de John Cale.
Con todo y el gran trabajo que representa, muchas disqueras mayores como Columbia se negaron a distribuir el material. Elektra se refirió a la viola de Cale como “despreciable” y las radiosifusoras se negaron a programarlo y como lo mencioné, la Rolling Stone no se interesó en hacerle mención, sumado a que el diseño de la portada de Warhol tardó un año entero en realizarse, pues, su idea inicial era colocar un plátano que pudiera pelarse en verdad. Agregó la leyenda “Peel Slowly and See” (Pele lentamente y vea ), lo que significaba que, el que tuviera una de las 30 mil copias que se lanzaron, podía, literalmente, pelar el plátano y revelar la fruta a todo color. Para 1967, un año después de su grabación, The Velvet Underground estaba casi extinta. Lou Reed decía que se estaba cansando de la experimentación de John Cale y que una canción durase 15 minutos con un solo acorde. Por su parte, Cale se molestaba con Reed por manifestarse como el único líder del grupo. Todos estaban hartos de Warhol, culpándolo de volverlos un espectáculo de fenómenos y se alejaron del artista pop, lo que molestó mucho a Andy, abandonando el proyecto. Para cuando se publicó el disco, ya no había banda que lo sustentara.
Sin embargo, todas estas vicisitudes iniciaron una revolución sonora: David Bowie volteó a Nueva York y se mudó para producir el disco solista de Lou Reed; Iggy Pop dijo sentirse esperanzado con la música al conocer The Velvet Underground & Nico. Brian Eno afirmó que, gracias a esta producción, se dio cuenta que el rock y el avant-garde pueden encontrarse en muchos puntos sonoros. El mundo entero puso atención a Nueva York, ese punto del universo donde todo parecía ser árido, que, sin saberlo, The Velvet Underground puso la semilla para que en la siguiente década, todo un concepto naciera de esa tierra que mucho tiempo vivió en medio de las corrientes sonoras que movieron el mundo. Se había marcado el eje e influencia que cambiaría todo para siempre.
Una de características de Nine Inch Nails, es que siempre han sido un seductor híbrido de los ochentas, el synth pop, el industrial, el punk, el electrónico, el ambient y el darkwave, por mencionar algunos elementos de su sonido. Un proyecto avant-garde en la completa expresión. Ahora, con la entrega de su más reciente EP: "Add Violence" (Halo 31) y anteriormente, (Halo 29) “Not The Actual Events” (contando en la nómina a Dave Grohl, Dave Navarro y la esposa de Trent, Mariqueen Maandig, quien es parte de su proyecto alterno How To Destroy Angels), lo único que escucharemos, y no menos, es arte conceptual sonoro.
Comprendamos a “Add Violence” como un segundo capítulo de tres, que inició con “Not The Actual Events” a finales del 2016, seguido en la oscuridad de las arenas movedizas que nos colocaron con el (Halo 26) “Ghosts I–IV” de hermosas capas noise industrial y ambiental. Estos dos trabajos demuestran la evolución de Trent Reznor como artista, sumado al talento siempre presente de su mano derecha, el imprescindible Atticus Ross, responsable, en gran
medida, del estilo de la banda a partir del nuevo milenio. Nine Inch Nails es, ahora, la polilla que surgió del capullo desde su LP “Hesitation Marks” (Halo 28), del 2013, de sabor electrónico, asentado fenomenalmente en el “Year Zero” (Halo 24), dos de sus discos más aterrizados y centrados, desprendido de la propia autodestrucción y más aferrado a los problemas externos que nos tienen sumidos en la ignorancia y el miedo. Pasando de las heridas abiertas de aquellas batallas mentales y sociales de “Pretty Hate Machine” (Halo 2); y “TheDownward Spiral” (Halo 8); lo que sucede al trabajo de introspección y depuración agresiva que es “The Fragile” (Halo 14) y “With Teeth” (Halo 19), caracterizados por sus agresivos bajos distorsionados. Los más recientes EPs ya no son sangre corriendo por el cuerpo moribundo, no obstante, son cicatrices, de esas que duelen en los días de lluvia; lesiones internas que han dejado secuelas; monstruos que siempre logran persistir y derrotar, a veces, a la serenidad. “Not The Actual Events” y “Add Violence”, arrancan la podredumbre que flota frente a nosotros y que, inexorablemente, tragamos. Clara muestra de esa configuración llega en piezas quiméricas como “This Isn't The Place”, del “Add Violence”, de profunda tristeza en una base noise-ambient, cobijo oscuro de un oasis destruido que desemboca en el minimalismo: “And if you see my friend/I thought I would again/A single thin straight line/I thought we had more time”. Pieza que nos rememora un poco al “Pretty Hate Machine” de 1989 y el corte “Something I Can Never Have”; escuchen uno después del otro y verán a lo que me refiero. Del “Not The Actual Events” tenemos otro gran tema: “She´s Gone Away”, anclado a la memoria de la maravilla que es “The Fragile”, hermano en sonido con el corte que cierra el disco: “Burning Bright (Field on Fire)”: “Oh my god I missed you, it's been so long/I am stronger than I have ever been in my decline/Now I know, I know, I know for certain/Now I know, for certain/Shedding any/Burn, motherfucker!” Narra un Reznor desesperado, como lo haría Nick Cave, Iggy Pop, Jim Morrison o el mismo David Bowie, mentor directo de Reznor. Una pieza que intentan sacar del lodo a las cabezas pensantes del mundo. Despertar.
Al presentar “Add Violence”, Trent expresó: “Yo quería que la música sonara un tanto fea y poco amistosa, no fastidiarlos con un gancho sexy”, refiriéndose a que lo que se considera, actualmente como rock, es un mero entretenimiento aburrido. Deseando que su trabajo resultara en un reto emocionante. No, no son trabajos “fáciles” ni “bonitos”, ni sus letras son digeribles o complacientes. Nunca, en la carrera de NIN, ha existido lo artificial y prefabricado. Al contrario: Lo visceral y honesto de sus obras son siempre incómodas para la mayoría de las mentes, que le dan varias vueltas a las piezas, esperando encontrar un claro de esperanza dulzona y alguna frase cursi que les ayude con el trago de sangre acumulada en la boca. Nine Inch Nails es el camino espinoso, pero real; el fuego que purifica; el dolor que mantiene consciente: La vida frente a nosotros.
“Add Violence” abre pista con un tema claramente de corte político: “Less Than”, una crítica a los discursos ad hominem tan de moda actualmente; a la justificación de barbaries que pasan frente a nuestras caras, alimentando la urgencia de valores en la que vivimos: “Shut up, silence/Add a little violence/And offend and pretend/And defend and demand my compliance/And you can always justify/The missile trails across the sky again”. Cortes, también del “Add Violence”, como “The Lovers” y “Background World”, cuentan con la trama de materiales como Hesitation Marks o With Teeth; rayando en el lo-fi, mucho sintetizador y gran sonoridad mecánica, propia del industrial.
Reznor declaró en entrevistas acerca de estos nuevos materiales, que: Estaban haciendo desastres y escarbando en lo más oscuro de los sonidos para encontrar los más interesantes. “No era un trabajo que quisiera terminar en un mes”, expresó el líder de NIN. Antes de terminar el EP, “Not Anymore”, nos atrapa con su brea lírica expulsada de las mente de Trent: “I won’t forget / I know who I am/No matter what, I know who I am/And what I’m doing this for/Well, not anymore”. Una clásica postura pasivo-agresiva de Trent.
Estos dos EPs son un descanso y un respiro de toda la basura que nos suelta el mundo, como entretenimiento y como sometimiento a la apatía general. Son la evolución de un sonido que se viene gestando desde que el joven Trent grababa su música para su grupo de un solo hombre. Es todo el camino recorrido de uno de los proyectos más importantes e inspiradores del reciente siglo y parte del pasado. Es un trabajo orgánico y espeso; muy pensado y tratado; una ventana abierta para atreverse a exponerse a las propias ideas. No duden en dar un paseo dentro de estos dos recientes materiales, pero escuchen muy atentamente cada canción de estas dos nuevas joyas.
Llegó el 3 de marzo de 2017, el día que nos tocó ver a Metallica en el Foro Sol. ¡Con cuánta ansiedad y felicidad esperamos su regreso a la Ciudad de México! Toda esa espera detonó en un trepidante, emotivo y sublime concierto, la segunda fecha, de tres, que la banda programó para este año.
Por la tarde, por ahí de las 5:30, la banda mexicana, Halcón 7, una de las elegidas por Metallica y votadas por el público (junto a Cereberus y Los Sicarios del Rock and Roll), ya estaba calentando el escenario que se adornaba a los costados con una M y una A, de la tipografía clásica del grupo angelino, con base de operaciones en San Francisco.
Halcón 7 dejó toda la actitud en el escenario con su sonido que es una suerte de thrashcore. Una banda que tiene mucho por aportar al metal local si trabajan a fondo en su concepto. El primer gran paso ya lo dieron: Tocar en un concierto, justo antes de Iggy Pop y Metallica. Envidiable.
7:30 de la noche, puntualmente aparece en el escenario el padrino del punk, el único e inigualable: Iggy Pop. Con toda la energía para interpretar “I Wanna Be Your Dog”, de su era con los Stooges, para abrir pista. Y remarco: Con toda la energía, sorprendente para su edad, un Iggy que se desplazaba por el escenario, no obstante, con una pierna izquierda, o la cadera en general, que ya se ven afectadas por toda una vida en el rock, y que, inexorablemente, le hacen cojear y titubear en sus características arrastradas por el entarimado. El frío no impidió que saliera con su clásico torso desnudo y que saltara cantando piezas del tamaño y exigencia de “Gimme Danger”, también de The Stooges; “The Passenger”, de las composiciones más hermosas de James Newell Osterberg, Jr.(Iggy Pop) la estrambótica “Lust For Life” y la jovial “Sixteen”, para la mitad de su presentación. Hay que adelantar que Iggy no interpretó nada de su nuevo material “Post-Pop Depression”, nos quedamos con ganas de escuchar “Gardenia” o “Sunday”, así como de verlo en vivo con la súper banda que lo ha acompañado en algunas giras, con: Josh Homme, Dean Fertita, Matt Helders, Matt Sweeney y Troy Van Leeuwen, pero, se valía soñar. Iggy nos deleitó con más piezas de The Stooges, como, mi favorita personal: “Down On The Street”, “Search And Destroy” y “Loose”, en un veloz y modesto número, sin embargo, extraordinariamente honesto.
Somos afortunados en presencia a un personaje de este nivel de importancia histórica, equivalente a un David Bowie, a un Lou Reed, a un Freddy Mercury. Lo somos más aún porque es posible que Iggy Pop esté pensando un poco demasiado en el retiro, su “Post Pop Depression” nos lo indica un poco así. Larga vida al padrino del punk rock.
A las 9:30, igualmente puntuales, se encendieron las inmensas pantallas del escenario aunado a las escenas de “Il buono, il brutto, il cattivo”, western de 1966 dirigido por Sergio Leone, y su fragmento del score compuesto por Ennio Morricone: “TheEcstasy of Gold”, clásica apertura de Metallica en vivo, seguido por la introducción de “Hardwired”, tema que fungió como primer sencillo del nuevo LP, “Hardwired To Self -Destruct”. Seguido, con potencia, de otro de los sencillos nuevos: “Atlas, Rise!” Sinceramente me pareció tan veloz y sorprendente que, es posible, todavía no cayera en cuenta que sí estaba pasando. A partir todo fue in crescendo.
De golpe viajamos a través del tiempo a 1984, cuando Metallica lanzó su “Ride The Ligthning”. Escuchamos los primeros acordes del bajo de Rob Trujillo, quien llamo al escenario al súper músico fallecido en 1986, Cliff Burton, con la introducción de “For Whom The Bell Tolls”, pieza que hace alegoría a la novela homónima del pendenciero Ernest Hemingway, donde relata la guerra civil española que se desencadenó tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, llevado a cabo por una parte del Ejército contra el gobierno de la Segunda República. Como resultado, la parte rebelde fue neutralizada en el año de 1939, con el apoyo de la Alemania Nazi y la Italia Fascista y se asentó la dictadura de Francisco Franco, que duraría hasta su muerte, en 1975.
Luego, las pantallas mostraban visuales de engranajes de un motor en plena ignición y la inconfundible letra: “Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire!”, verso de inicio de “Fuel”, del disco de 1997, “Re-load”, que no esperamos escuchar aquella noche y que movió el suelo del Foro Sol en un constante clamor. Así, después de un breve espacio y oscuridad en el escenario, inició otra canción que se esperaba menos que la anterior, y esto, porque regularmente no la tocan en vivo: “The Unforgiven”, del “Black Album”. Por supuesto que se cantó como si fuera el cierre del evento.
Para ensalzar el concierto, le siguieron dos temas más de la más reciente producción: “Now That We´re Dead” y “Moth Into Flame”. Al final de “Now That We´re Dead”, Lars, Kirk y James, secundando a Robert, ensamblaron un cuarteto de percusiones, muy a la Corvus Corax. Un detalle muy agradable para el público mexicano que siempre los ha recibido, así como se le recibe a un amigo.
Otro gran tema clásico inundó a los escuchas: “Harvester Of Sorrow”, clásico del “…And Justice For All”, y “Halo On Fire”, otro tema nuevo.
Robert Trujillo hizo gala de su técnica y otro bello homenaje a Cliff, ejecutando un solo de bajo, sello personal de Burton: “Pulling Teeth (Anesthesia)”. Pronto, lo que debía pasar, justo en la canción diez del concierto, con otro clásico, de la temprana era de Metallica en 1983 el “Kill ´Em All”: “No Remorse”, gran y poderosa pieza que desató la euforia en varios sectores del público.
“Sad But True” aumentó el brincoteo y lo que parecía el inicio de un Mosh-Pit que se relajó un poco en la entrada de “One”, que terminó por estallar en un “slam” que ya estaba más que cantado en la salida de la canción que, como todos sabemos, cuenta el poder (anti) belicoso necesario para hacer explotar las mentes. Ahí comenzó el derrumbe de la Ciudad de México y un espacio en el que sólo recuerdo el intenso giro y los choques con otras personas para aumentar la inercia entre los riffs de Kirk y James; el doble bombo de Lars y las graves de Rob, que como tambor de batalla aumentaban la frecuencia cardíaca y nutrían el pandemónium que se gestó entre nosotros.
Apenas era el inicio del fin. El disco que estaba cumpliendo 31 años aquella noche: “Master Of Puppets”. Metallica nos lanzó al vacío tocando el tema que le da nombre a ese legendario disco de 1986 y ya no podíamos cantar más, ni brincar, ni golpear, sin embargo, la batalla no se detuvo. “Just call my name, 'cause I'll hear you scream/Master/Master…”.
“Fade To Black” sonaba con la clásica introducción de James Hetfield en su guitarra acústica, acompañado por el solo de Kirk que posteriormente explota en un riff de heavy metal, después de la segunda estrofa: “I have lost the will to live/Simply nothing more to give/There is nothing more for me/Need the end to set me free”.
Luego, James nos invitaba a seguir entonando con él: ”Seek, and, destrrroy!!”, gritó y lanzamos la vida un poco más lejos.
Metallica se retiraba del escenario y la duda se impone: –Todavía regresan, ¿verdad? –, nos preguntamos todos. Y no tardó para resaltar los acordes de lo que parecía ser “Battery”, del LP cumpleañero, “Master Of Puppets”, sólo que nadie en la tarima se hacía notar y dije: –Así acostumbran tocar esa canción, deben andar por ahí. Y es que, claro, en el disco están grabados al menos tres o cuatro canales sólo de guitarras, en vivo empieza de golpe. “Baterry” marcaba el primer y único Encore del concierto. ¡Vaya regreso
Como anunciando que el final de la cita estaba por llegar, uno de los arpegios más famosos del rock y el metal, el de “Nothing Else Matters”, que abundó en el Foro, bañando a todos los presentes con el himno que muchos rechazaron en su momento, no obstante, todos se saben y cantan a la perfección. Los close-up de las pantallas que estaban detrás de la banda y que fueron una constante en el concierto, se acentuaron en esta memorable rola, así que, justo al final de la canción, sólo podíamos apreciar la toma a detalle de las manos de James en la salida del tema, para, mientras extendía una nota en vibrato, mostrarnos su plumilla, con el logo de Metallica y los colores de la bandera mexicana. Esos detalles que denotan la cercanía que tiene la banda con nuestro país.
El final, el que nos dejó con la nostalgia circulando por nuestro Sistema en vez de sangre, llegó con “Enter Sandman”, otro himno del mismo “Black Album”. Fuegos artificiales multicolores nos robaron la atención inevitablemente, tomando nuestra mirada hacia el firmamento atiborrado de nubles, iluminado por la pirotecnia que cerraba la inolvidable fecha.
¿Qué nos faltó? Nada, además de tiempo, porque nos hubiera encantado que tocaran piezas del polémico “St.Anger”, al menos yo sí las hubiera cantado como nunca. O covers del “Garage Inc”, ¿por qué no?. Tal vez, piezas que en las otras dos fecha, los que no pudimos asistir a los tres conciertos, como “Welcome Home (Sanitarium)” o “Whiplash”, además de que en el tercer concierto salieron al escenario con Iggy Pop para tocar “T.V. Eye”. Pero no, cada fecha fue única y emotiva al máximo. 60,000 asistentes en cada fecha pueden corroborar mis sensaciones.
“Exit: light/ Enter: night/Take my hand/We're off to never never land”. Tan solo darles las gracias James, Lars, Kirk y Rob, regresen pronto, muy pronto.