lunes, 25 de noviembre de 2019

Nine Inch Nails: Halo 29 y Halo 31 o: Los sonidos que forman a la quimera.




Una de características de Nine Inch Nails, es que siempre han sido un seductor híbrido de los ochentas, el synth pop, el industrial, el punk, el electrónico, el ambient y el darkwave, por mencionar algunos elementos de su sonido. Un proyecto avant-garde en la completa expresión. Ahora, con la entrega de su más reciente EP: "Add Violence" (Halo 31) y anteriormente, (Halo 29) “Not The Actual Events” (contando en la nómina a Dave Grohl, Dave Navarro y la esposa de Trent, Mariqueen Maandig, quien es parte de su proyecto alterno How To Destroy Angels), lo único que escucharemos, y no menos, es arte conceptual sonoro.

Comprendamos a “Add Violence” como un segundo capítulo de tres, que inició con “Not The Actual Events” a finales del 2016, seguido en la oscuridad de las arenas movedizas que nos colocaron con el (Halo 26) “Ghosts I–IV” de hermosas capas noise industrial y ambiental. Estos dos trabajos demuestran la evolución de Trent Reznor como artista, sumado al talento siempre presente de su mano derecha, el imprescindible Atticus Ross, responsable, en gran
medida, del estilo de la banda a partir del nuevo milenio. Nine Inch Nails es, ahora, la polilla que surgió del capullo desde su LP “Hesitation Marks” (Halo 28), del 2013, de sabor electrónico, asentado fenomenalmente en el “Year Zero” (Halo 24), dos de sus discos más aterrizados y centrados, desprendido de la propia autodestrucción y más aferrado a los problemas externos que nos tienen sumidos en la ignorancia y el miedo. Pasando de las heridas abiertas de aquellas batallas mentales y sociales de “Pretty Hate Machine” (Halo 2); y “The Downward Spiral” (Halo 8); lo que sucede al trabajo de introspección y depuración agresiva que es “The Fragile” (Halo 14) y “With Teeth” (Halo 19), caracterizados por sus agresivos bajos distorsionados. Los más recientes EPs ya no son sangre corriendo por el cuerpo moribundo, no obstante, son cicatrices, de esas que duelen en los días de lluvia; lesiones internas que han dejado secuelas; monstruos que siempre logran persistir y derrotar, a veces, a la serenidad. “Not The Actual Events” y “Add Violence”, arrancan la podredumbre que flota frente a nosotros y que, inexorablemente, tragamos. Clara muestra de esa configuración llega en piezas quiméricas como “This Isn't The Place”, del “Add Violence”, de profunda tristeza en una base noise-ambient, cobijo oscuro de un oasis destruido que desemboca en el minimalismo: “And if you see my friend/I thought I would again/A single thin straight line/I thought we had more time”. Pieza que nos rememora un poco al “Pretty Hate Machine” de 1989 y el corte “Something I Can Never Have”; escuchen uno después del otro y verán a lo que me refiero. Del “Not The Actual Events” tenemos otro gran tema: “She´s Gone Away”, anclado a la memoria de la maravilla que es “The Fragile”, hermano en sonido con el corte que cierra el disco: “Burning Bright (Field on Fire)”:Oh my god I missed you, it's been so long/I am stronger than I have ever been in my decline/Now I know, I know, I know for certain/Now I know, for certain/Shedding any/Burn, motherfucker!” Narra un Reznor desesperado, como lo haría Nick Cave, Iggy Pop, Jim Morrison o el mismo David Bowie, mentor directo de Reznor. Una pieza que intentan sacar del lodo a las cabezas pensantes del mundo. Despertar.

Al presentar “Add Violence”, Trent expresó: “Yo quería que la música sonara un tanto fea y poco amistosa, no fastidiarlos con un gancho sexy”, refiriéndose a que lo que se considera, actualmente como rock, es un mero entretenimiento aburrido. Deseando que su trabajo resultara en un reto emocionante. No, no son trabajos “fáciles” ni “bonitos”, ni sus letras son digeribles o complacientes. Nunca, en la carrera de NIN, ha existido lo artificial y prefabricado. Al contrario: Lo visceral y honesto de sus obras son siempre incómodas para la mayoría de las mentes, que le dan varias vueltas a las piezas, esperando encontrar un claro de esperanza dulzona y alguna frase cursi que les ayude con el trago de sangre acumulada en la boca. Nine Inch Nails es el camino espinoso, pero real; el fuego que purifica; el dolor que mantiene consciente: La vida frente a nosotros.
“Add Violence” abre pista con un tema claramente de corte político: “Less Than”, una crítica a los discursos ad hominem tan de moda actualmente; a la justificación de barbaries que pasan frente a nuestras caras, alimentando la urgencia de valores en la que vivimos: “Shut up, silence/Add a little violence/And offend and pretend/And defend and demand my compliance/And you can always justify/The missile trails across the sky again”. Cortes, también del “Add Violence”, como “The Lovers” y “Background World”, cuentan con la trama de materiales como Hesitation Marks o With Teeth; rayando en el lo-fi, mucho sintetizador y gran sonoridad mecánica, propia del industrial.

Reznor declaró en entrevistas acerca de estos nuevos materiales, que: Estaban haciendo desastres y escarbando en lo más oscuro de los sonidos para encontrar los más interesantes. “No era un trabajo que quisiera terminar en un mes”, expresó el líder de NIN. Antes de terminar el EP, “Not Anymore”, nos atrapa con su brea lírica expulsada de las mente de Trent: “I won’t forget / I know who I am/No matter what, I know who I am/And what I’m doing this for/Well, not anymore”. Una clásica postura pasivo-agresiva de Trent.

Estos dos EPs son un descanso y un respiro de toda la basura que nos suelta el mundo, como entretenimiento y como sometimiento a la apatía general. Son la evolución de un sonido que se viene gestando desde que el joven Trent grababa su música para su grupo de un solo hombre. Es todo el camino recorrido de uno de los proyectos más importantes e inspiradores del reciente siglo y parte del pasado. Es un trabajo orgánico y espeso; muy pensado y tratado; una ventana abierta para atreverse a exponerse a las propias ideas. No duden en dar un paseo dentro de estos dos recientes materiales, pero escuchen muy atentamente cada canción de estas dos nuevas joyas.

Víctor P.

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