lunes, 25 de noviembre de 2019

Metallica y su gran regreso: Hardwired... To Self-Destruct.


(Artículo del 2017)
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Uno de los cuatro lábaros del Thrash Metal junto a Anthrax, Megadeth y Slayer; así es: Metallica, nos trae material nuevo, a ocho años del Death Magnetic (2008). Hablo del décimo material de estudio de la agrupación de Los Ángeles, California, su Hardwired... To Self-Destruct.
Si bien es cierto que desde su anterior trabajo, James, Lars, Kirk y Robert tomaron el sonido de origen de Metallica y lo plasmaron por completo en su noveno disco, no tuvieron un gran resultado mediático, pero sí con un sonido muy auténtico y de gran libertad, que es lo que cuenta para los que de verdad seguimos el trayecto del grupo. Digamos, en resumen, que vivimos una transición.

Pudiera suponerse que este nuevo LP resultara ser una extensión del Death Magnetic, no obstante nuestra sorpresa ha sido muy grande: Hardwired...To Self-Destruct es un disco que superó una etapa y lo expresan sin miedos y sin turbaciones. Si pensáramos en la evolución y lo icónico de una banda, seguro pondría de ejemplo a Metallica. Muchos supuestos fans han venido reclamando tonterías al cuarteto desde el famoso álbum negro de 1991: Que si se cortaron el cabello; que si compusieron baladas; que ya no suenan a lo mismo; que el Load (1996) y el Reload (1997) son la decadencia de la banda; que el St. Anger (2003) es lo peor que han escuchado y no tiene solos; que ¿por qué dejaron ir a Jason Newsted?; que el disco Lulu, grabado con el maestro Lou Reed, es todo menos metal y no lo entienden.… Tal vez esos fans están acostumbrados a esas bandas que siempre suenan a lo mismo y terminan aburridos, separados y obsoletos. Metallica se adapta y avanza, y mucho más importante, disfrutan lo que hacen. Eso es Hardwired …To Self-Destruct: deconstrucción. No nos acostumbremos a escuchar siempre lo mismo. Le duela a quien le duela, Metallica es la agrupación más importante dentro del heavy metal de los últimos 30 años.

Esta producción inicia su recorrido con el brioso tema Hardwired, que fungió como sencillo promocional. Una pieza totalmente gravitada en el Thrash Metal de la vieja escuela. Con una letra que denota el camino de destrucción que ha llevado la humanidad desde el principio: “Once upon a planet burning/Once upon a flame/Once upon a fear returning/All in vain. Y que parece ser algo irreversible. Finalmente, nos autodestruimos: We're so fucked/Shit outta luck/Hardwired to self-destruct…”
Cabe destacar que es el primer disco de estudio donde aparece Robert Trujillo como compositor, y, paralelamente, el primero donde Kirk Hammett está fuera de los créditos, debido a que extravió su teléfono celular, donde tenía grabadas sus composiciones y riffs característicos, los que tenía destinados para este disco. Por ello, notamos que el sonido del disco es amalgama perfecta del thrash y el hard rock, donde Kirk Hammett sale un tanto del reflector guitarrístico para que los riffs más armoniosos de James Hetfield tomen la avanzada.

El segundo corte, que es también segundo sencillo del disco: Atlas, Rise! ; bien pudo ser parte del vigoroso Kill ´Em All de 1984 o del fabuloso Master Of Puppets de 1986: “Overload, the martyr stumbles/Hit the ground and heaven crumbles/All alone, the fear shall humble/Swallow all your pride/All you bear/All you
carry/All you bear/Place it right on, right on me…”. Con Now that we´re dead, Moth In Flame, Dream No More y Halo On Fire, corte tres, cuatro, cinco y seis, respectivamente, viajamos en el tiempo, a las épocas noventeras del Black Album, el Load y el Reload, cuando conocimos ese espacio más estructurado de composición y construcciones más pulidas y comerciales; en ese momento donde Metallica salió de la trinchera y el encasillamiento para tomar el estandarte del heavy metal que grupos como Black Sabbath o Iron Maiden habían llevado muchos años. Halo On Fire, por ejemplo, con más arreglos en la composición y una muy bella línea pasivo-agresiva, una mitad perfecta de esta producción: “Halo on fire/The midnight knows it well/Fast, is desire/Creates another hell/I fear to turn on the light/For the darkness won't go away/Fast, is desire/Turn out the light/Halo on fire…”

Metallica se reencuentra como agrupación con esta obra de naturalidad pura. Análogo a la temática de las letras, donde hallamos el reflejo de la humanidad en camino a la extinción que ha causado el egoísmo y las ambiciones malsanas. Veneno que está muy lejano de la ficción y que, más bien, es un ensayo que se puede comprobar con sólo asomarse a la ventana. Un mundo en caos, colapsado por guerras y desigualdad y que no parece tener la intención de retomar el camino, lo que es más, un camino que es posible que nunca existiera. Así el corte Confusion, tema con el que abre el segundo disco. Tambores de guerra y arreglos que nos lanzan a la era del Master Of Puppets (1986) o el …And Justice For All (1988). Seguido de otra pieza pasivo-agresiva: ManUNkind; “…Hostage to my mind /Left myself behind/Blind lead blind/Quest to find/Faith in man(un)kind…”, un tanto de aislamiento, un tanto de miedo, un tanto de desconfianza. Así el panorama.

Here comes revenge, tema de corte hard rock muy de la muy mencionada etapa noventera de Metallica. Luego, un track más de onda pasivo-agresivo, como destilado de King nothing, sencillo del LP Load: Am I Savage?, cierto, en la tónica hard, pero más pantanosa y oscura que las demás piezas. Con esos ritmos
que inspiraron estilos de bandas de Grunge de finales de los 80s, como: Alice in Chains o Soundgarden. Casi para cerrar el segundo disco llega Murder One, ya muy encarrilados en el hard rock. Justo en piezas así se nota la ausencia de la composición de Hammett, tenemos solos más pulidos de Hetfield y donde, seguro, esos puristas del metal van a poner el grito en el cielo. Debo resaltar que el video de Murder One es un magnífico homenaje en animación a uno de los personajes más importantes del metal y el punk, el señor Lemmy Kilmister: “One Crown/Shines on through the sound/One Crown/Born to lose/One man/Does not give a damn/One man/No excuse/Aces wild/Aces high/All the aces/Aces 'til you die…”. La letra es la historia resumida y primorosamente relatada de la carrera del difunto líder de Motörhead.
El álbum termina de la misma forma como inicia, lo que es más, Hardwired y Spit Out The Bone son las piezas más hermanadas del disco. Justo la segunda es la pieza que cierra el disco dos. Totalmente thrash metal. Y agréguenla en el disco que deseen, porque es anacronismo puro. La canción que enuncia la dependencia que tenemos por las tecnologías y cómo nos desprendemos poco a poco de nuestra propia carne para ser parte de la maquinaria: “Come unto me and you will feel perfection/Come unto me and dedícate/Come unto me, you'll never feel rejection/Come unto me and terminate/Remove your heart, it's only good for bleeding/Bleeding through your fragile skin/Remove your thought cause it's only for deceiving/Deceiving thoughts destroy within/Disappear like man was never here/Long live machine/The future supreme/Man overthrown/Spit out the bone…”. Con potencia y certeza cierra el LP, justo en la forma con la que inició el recorrido.

Indisputablemente es aventurado (aunque con Metallica nada podría sorprendernos), lanzar un LP doble (o triple, si contamos la versión de lujo de este disco) como es este Hardwired to Self Destruct, más aún que los cortes están arriba del promedio de los 6 minutos, sin embargo, el paseo es bastante disfrutable y se escapa como un suspiro. Si aún están reacios a acercarse a esta producción, debo decirles que se están perdiendo de un gran material. Abramos los oídos y las mentes y saquemos la idea de que el metal, mientras más estruendoso, inverosímil e inenarrable es mejor. Existen infinitas fusiones de subgéneros que han dado resultados magníficos dentro de lo que el metal comprende, y todo es gracias a agrupaciones que se lanzan a explorar nuevas tramas sonoras. Los de Metallica han sabido mantenerse vigentes; con tropiezos, sí, porque ninguna banda es perfecta, pero se han dejado mutar y logrado sobrevivir, para seguir representando a varias generaciones y, sobre todo, disfrutando lo que hacen. Larga vida, Metallica. ¡Prepárense para el concierto!

Víctor P.

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