lunes, 25 de noviembre de 2019

La anhelada Master Class de Tim Burton.



(Artículo de 2017)

No exagero al decir que Tim Burton es uno de los tipos más geniales y creativos de nuestra época. Amable, carismático, abierto a la broma inocente y a la ironía mórbida. Amante del buen cine clásico de horror, el de serie B; del arte innovador en grandes rasgos. Asimismo, ha cultivado infinidad de seguidores que aspiramos a hacer al menos la mitad de maravillas que ha logrado él. Así se lo demostramos ayer. ¡Pero esperen que me estoy adelantando un poco!

Esta introducción deviene de la Master Class que Burton brindó atentamente el pasado miércoles a algunos cuantos aspirantes a creativos que estuvimos ahí. Más o menos a finales del mes de septiembre El Mundo De Tim Burton junto al museo Franz Mayer y Cinemex (que ya habían hecho oficial la muestra de obras del genio californiano en el mencionado museo, del 6 de diciembre hasta mediados de abril del próximo año) lanzaron una convocatoria para mandar una obra original y participar por un lugar en esta amena y fructífera charla. ¡Finalmente llegaba la hora para los que pudimos estar ahí!
La cita era a las 6 de la tarde en el Centro Cultural Roberto Cantoral. Los ánimos no decayeron ni con la cansada espera de más de dos horas formados, ni con la pésima organización del recinto que parecía nunca haber recibido un evento de este nivel, ni con los favoritísimos a escuelas y patrocinios al momento de entrar. Los asistentes no podíamos perder con nada esa adrenalina, y, estoy seguro, todavía no creíamos del todo que estuviéramos viviéndolo.
Pues bien, a las 20: 25, por fin ya todos sentados en sus lugares, Tim Burton entró con toda la energía a escena; abrazado con calidez, aplausos y gritos por todos los asistentes. Avanzó saludando y sonriendo emocionado alrededor de la sala y se aproximó a tomar asiento, presto para exponernos su experiencia.



Tim, quien ya se había paseado por Coyoacán horas antes nos regaló momentos hilarantes acerca de su infancia y sus miedos. Humildemente nos confesó: “…Crecí viendo películas de terror y nunca tuve miedo de los monstruos porque yo me sentía como un monstruo. Tenía más miedo a mis parientes y a mi familia, a las cosas normales de la vida como las reuniones familiares en Navidad, incluso. Esas son las que me dan miedo”. Agregó a su lista de fanatismos cinematográficos, las películas de luchadores mexicanos, en especial, de “El Santo” y en específico, sus aventuras en el Museo de Cera y contra las Mujeres Vampiro; ésta última incluso la ha visto tres noches seguidas. Le sugerimos que hiciera una película acerca de ello. ¡La simple idea es magnífica! Él bromeo y no descartó la idea para el futuro, agregando que primero debe concretar su trabajo actual con Dumbo.

A la lista de sus temores de infancia dijo con ironía: “Cuando era niño tenía miedo de asomarme por la ventana. Estaba seguro de que afuera estaba un payaso flotante. ¿Por qué un payaso flotante? No lo sé, pero me aterraba”, refirió entre risas.

Cuestionándole acerca de los temas de la muerte, respondió: "En Estados Unidos el tema de los muertos es más bien abordado como tabú, lo que deviene en que no se hable mucho de ello. Por eso me encanta el Día de Muertos; porque tiene mucho color, humor; los esqueletos, digo, todos tenemos uno dentro”, concluyó bromeando una vez más.
Nos comentó que el camino de un artista no es lineal ni fácil, no obstante, muy satisfactorio, en relación a su primer trabajo: “Vincent”, su famoso cortometraje que relata la vida de un niño llamado Vincent Malloy que desea, obsesivamente, ser como Vincent Price. Ese niño, por supuesto, es el mismo Tim Burton quien siempre ha manifestado su inspiración en Price (quien pone la voz en la narrativa del cuento). “En aquel entonces trabajaba en un restaurante y uno no puede dejar de sentir que no es su sitio. Así que me ponía a hacer arte con los condimentos, haciendo un desastre. Ese restaurante quebró, pero, no fue mi culpa”, dijo causando carcajadas, queriendo decir que un artista, haga lo que haga, debe mantener la pasión por aquello que le atrae. Recordó momentos negativos cuando sus trabajos eran rechazados e insinuando las limitaciones que la cadena Disney le imprime a cada obra que presenta (como hemos podido ver, marcadamente, en algunos de sus recientes trabajos).
Hablando de las nuevas tecnologías para filmar y animar, el artista explicó: “Me encanta el stop motion, aunque suena 'anticuado´, lo adoro porque es un arte para las personas que lo hacen. Ver la forma en que un objeto inanimado cobra vida y la forma en que las figuras hechas ya son un arte por sí mismas”.

La charla terminó y Tim ya se iba, cuando la entrevistadora estaba pidiendo orden, los más cercanos al escenario se levantaron en tumulto y comenzaron a lanzar cosas para pedir autógrafos y darle regalos al artista. Para estar un poco más cerca de él un instante. Aunque el staff ya lo llamaba para retirarse, el maestro Tim se tiró al suelo a atender a la mayoría de fans se le acercaban rogando. Firmando y saludando a su clase. Es la imagen con la que nos despedimos y con la que queremos vivir.
Hoy Tim Burton es famoso por haber marcado un estilo que cambió la forma cinematográfica en Holywood. ¿Suena demasiado? No. Cuando en la industria más grande en referencia al cine, estaban preocupados por cómo asustar al público, Burton le da la vuelta e imprime elementos góticos a un drama con momento cómicos muy inspirados en los clásicos del cine. Hoy día muchas de sus formas y técnicas cinematográficas; ya sea en animación o en live-action, son cátedra para un sinfín de cineastas. Gracias, Tim Burton. Y regresa pronto.
Víctor P.

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