lunes, 25 de noviembre de 2019

36 años del "Closer" de Joy Division.


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(Artículo del 2016)


El 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, a la edad de 23 años, terminó de ver Stroszek, de Werner Herzog y escuchó The idiot, de Iggy Pop. Entonces cometió suicidio. A sólo dos meses de que la Factory Records lanzara el segundo LP y, el último de Joy Division. A 36 años hoy, 18 de julio de 2016, dicho material es conocido como Closer. Bajo la producción de la leyenda Martin Hannett, que, paradójicamente a la muerte de Ian, definió el nacimiento oficial del Ghotic Rock.
Closer abre con la pieza Atrocity Exhibition, inspirada de forma directa por el escritor J.G. Ballard y su novela bajo el mismo título: “…You'll see the horrors of a faraway place/Meet the architects of law face to face/See mass murder on a scale you've never seen/And all the ones who try hard to succeed...”. A su vez, Curtis se formó escuchando a The Velvet Underground, el trabajo solitario de Lou Reed, Iggy Pop y a David Bowie, no obstante, Curtis renegara un poco de Bowie en algún momento de rabieta. Fundado en la literatura, empapado de Kafka, Ballard, Hesse, Sartre y Burroughs, con quien, se cuenta, tuvo un encuentro en Bélgica, donde el escritor trató bastante mal al vocalista de Joy Division. Ian abrazó su sueño de convertirse en un poeta, y lo combinó con la música. “Existence well what does it matter?/I exist on the best terms I can/The past is now part of my future/The present is well out of hand...”, escribió Curtis para Heart And Soul, pieza número seis del disco.
Ciertamente, la lírica y el ambiente del disco son totalmente depresivos. Hondamente paranoicas y desesperadas. Closer es la radiografía de la psique de Curtis. Isolation es el corte número dos del LP: “Mother I tried please believe me/I'm doing the best that I can/I'm ashamed of the things I've been put through/I'm ashamed of the person I am…”.
La visión de Ian para con el mundo no era nada alentadora, comprensiblemente. Si no hubiese decidido terminar con su vida, la vida actual no le daría realmente satisfacción. Es posible que descarnara las sensaciones de la humanidad en general. De la parte de la humanidad que aún puede presumir de ese término. “This is the crisis I knew had to come/Destroying the balance I'd kept/Turning around to the next set of lives/Wondering what will come next…”; parte de la letra de Passover, track tres.
  Y es que, no podría resultar, la visión de Ian, de manera distinta. En ese entonces, su epilepsia estaba empeorando; sus ataques eran cada vez más fuertes y constantes. Era demasiada la presión cuando anunciaron que su disco había llegado como bomba a Estados Unidos, apartando fechas para una gira en América. La relación con su esposa Deborah estaba por completo fragmentada, por las infidelidades que el cantante cometió y el divorcio era inminente. La inseguridad y el miedo de una persona claramente vulnerable llegó al máximo. “…We fought for good, stood side by side/Our friendship never died/On stranger waves, the lows and highs/Our vision touched the sky/Immortalists with points to prove/I put my trust in you...”; parte de la letra de A Means To And End.  
La soledad era un factor inamovible de la existencia de Curtis, al menos la sensación de ella: “I never realised the lengths I'd have to go/All the darkest corners of a sense I didn't know/Just for one moment, I heard somebody call/Looked beyond the day in hand, there's nothing there at all…”, cantaba en Decades, canción que cierra el disco.                                      
Closer es una pintura de Goya, un poema de Baudellaire, una novela de Kafka, pero, sin duda, es la catarsis insuficiente de un hombre atormentado por sus demonios, demonios que terminaron por consumirlo.   

Víctor P.

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