lunes, 25 de noviembre de 2019

Metallica e Iggy Pop: Moviendo los hilos de la Ciudad de México.

(Artículo de 2017)
Llegó el 3 de marzo de 2017, el día que nos tocó ver a Metallica en el Foro Sol. ¡Con cuánta ansiedad y felicidad esperamos su regreso a la Ciudad de México! Toda esa espera detonó en un trepidante, emotivo y sublime concierto, la segunda fecha, de tres, que la banda programó para este año.
Por la tarde, por ahí de las 5:30, la banda mexicana, Halcón 7, una de las elegidas por Metallica y votadas por el público (junto a Cereberus y Los Sicarios del Rock and Roll), ya estaba calentando el escenario que se adornaba a los costados con una M y una A, de la tipografía clásica del grupo angelino, con base de operaciones en San Francisco.

Halcón 7 dejó toda la actitud en el escenario con su sonido que es una suerte de thrashcore. Una banda que tiene mucho por aportar al metal local si trabajan a fondo en su concepto. El primer gran paso ya lo dieron: Tocar en un concierto, justo antes de Iggy Pop y Metallica. Envidiable.

7:30 de la noche, puntualmente aparece en el escenario el padrino del punk, el único e inigualable: Iggy Pop. Con toda la energía para interpretar “I Wanna Be Your Dog”, de su era con los Stooges, para abrir pista. Y remarco: Con toda la energía, sorprendente para su edad, un Iggy que se desplazaba por el escenario, no obstante, con una pierna izquierda, o la cadera en general, que ya se ven afectadas por toda una vida en el rock, y que, inexorablemente, le hacen cojear y titubear en sus características arrastradas por el entarimado. El frío no impidió que saliera con su clásico torso desnudo y que saltara cantando piezas del tamaño y exigencia de “Gimme Danger”, también de The Stooges; “The Passenger”, de las composiciones más hermosas de James Newell Osterberg, Jr.(Iggy Pop) la estrambótica “Lust For Life” y la jovial “Sixteen”, para la mitad de su presentación. Hay que adelantar que Iggy no interpretó nada de su nuevo material “Post-Pop Depression”, nos quedamos con ganas de escuchar “Gardenia” o “Sunday”, así como de verlo en vivo con la súper banda que lo ha acompañado en algunas giras, con: Josh Homme, Dean Fertita, Matt Helders, Matt Sweeney y Troy Van Leeuwen, pero, se valía soñar. Iggy nos deleitó con más piezas de The Stooges, como, mi favorita personal: “Down On The Street”, “Search And Destroy” y “Loose”, en un veloz y modesto número, sin embargo, extraordinariamente honesto.

Somos afortunados en presencia a un personaje de este nivel de importancia histórica, equivalente a un David Bowie, a un Lou Reed, a un Freddy Mercury. Lo somos más aún porque es posible que Iggy Pop esté pensando un poco demasiado en el retiro, su “Post Pop Depression” nos lo indica un poco así. Larga vida al padrino del punk rock.




A las 9:30, igualmente puntuales, se encendieron las inmensas pantallas del escenario aunado a las escenas de “Il buono, il brutto, il cattivo”, western de 1966 dirigido por Sergio Leone, y su fragmento del score compuesto por Ennio Morricone: “The Ecstasy of Gold”, clásica apertura de Metallica en vivo, seguido por la introducción de “Hardwired”, tema que fungió como primer sencillo del nuevo LP, “Hardwired To Self -Destruct”. Seguido, con potencia, de otro de los sencillos nuevos: “Atlas, Rise!” Sinceramente me pareció tan veloz y sorprendente que, es posible, todavía no cayera en cuenta que sí estaba pasando. A partir todo fue in crescendo.

De golpe viajamos a través del tiempo a 1984, cuando Metallica lanzó su “Ride The Ligthning”. Escuchamos los primeros acordes del bajo de Rob Trujillo, quien llamo al escenario al súper músico fallecido en 1986, Cliff Burton, con la introducción de “For Whom The Bell Tolls”, pieza que hace alegoría a la novela homónima del pendenciero Ernest Hemingway, donde relata la guerra civil española que se desencadenó tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, llevado a cabo por una parte del Ejército contra el gobierno de la Segunda República. Como resultado, la parte rebelde fue neutralizada en el año de 1939, con el apoyo de la Alemania Nazi y la Italia Fascista y se asentó la dictadura de Francisco Franco, que duraría hasta su muerte, en 1975.

Luego, las pantallas mostraban visuales de engranajes de un motor en plena ignición y la inconfundible letra: “Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire!”, verso de inicio de “Fuel”, del disco de 1997, “Re-load”, que no esperamos escuchar aquella noche y que movió el suelo del Foro Sol en un constante clamor. Así, después de un breve espacio y oscuridad en el escenario, inició otra canción que se esperaba menos que la anterior, y esto, porque regularmente no la tocan en vivo: “The Unforgiven”, del “Black Album”. Por supuesto que se cantó como si fuera el cierre del evento.
Para ensalzar el concierto, le siguieron dos temas más de la más reciente producción: “Now That We´re Dead” y “Moth Into Flame”. Al final de “Now That We´re Dead”, Lars, Kirk y James, secundando a Robert, ensamblaron un cuarteto de percusiones, muy a la Corvus Corax. Un detalle muy agradable para el público mexicano que siempre los ha recibido, así como se le recibe a un amigo.
Otro gran tema clásico inundó a los escuchas: “Harvester Of Sorrow”, clásico del “…And Justice For All”, y “Halo On Fire”, otro tema nuevo.
Robert Trujillo hizo gala de su técnica y otro bello homenaje a Cliff, ejecutando un solo de bajo, sello personal de Burton: “Pulling Teeth (Anesthesia)”. Pronto, lo que debía pasar, justo en la canción diez del concierto, con otro clásico, de la temprana era de Metallica en 1983 el “Kill ´Em All”: “No Remorse”, gran y poderosa pieza que desató la euforia en varios sectores del público.

“Sad But True” aumentó el brincoteo y lo que parecía el inicio de un Mosh-Pit que se relajó un poco en la entrada de “One”, que terminó por estallar en un “slam” que ya estaba más que cantado en la salida de la canción que, como todos sabemos, cuenta el poder (anti) belicoso necesario para hacer explotar las mentes. Ahí comenzó el derrumbe de la Ciudad de México y un espacio en el que sólo recuerdo el intenso giro y los choques con otras personas para aumentar la inercia entre los riffs de Kirk y James; el doble bombo de Lars y las graves de Rob, que como tambor de batalla aumentaban la frecuencia cardíaca y nutrían el pandemónium que se gestó entre nosotros.
Apenas era el inicio del fin. El disco que estaba cumpliendo 31 años aquella noche: “Master Of Puppets”. Metallica nos lanzó al vacío tocando el tema que le da nombre a ese legendario disco de 1986 y ya no podíamos cantar más, ni brincar, ni golpear, sin embargo, la batalla no se detuvo. “Just call my name, 'cause I'll hear you scream/Master/Master…”.
“Fade To Black” sonaba con la clásica introducción de James Hetfield en su guitarra acústica, acompañado por el solo de Kirk que posteriormente explota en un riff de heavy metal, después de la segunda estrofa: “I have lost the will to live/Simply nothing more to give/There is nothing more for me/Need the end to set me free”.
Luego, James nos invitaba a seguir entonando con él: ”Seek, and, destrrroy!!”, gritó y lanzamos la vida un poco más lejos.

Metallica se retiraba del escenario y la duda se impone: –Todavía regresan, ¿verdad? –, nos preguntamos todos. Y no tardó para resaltar los acordes de lo que parecía ser “Battery”, del LP cumpleañero, “Master Of Puppets”, sólo que nadie en la tarima se hacía notar y dije: –Así acostumbran tocar esa canción, deben andar por ahí. Y es que, claro, en el disco están grabados al menos tres o cuatro canales sólo de guitarras, en vivo empieza de golpe. “Baterry” marcaba el primer y único Encore del concierto. ¡Vaya regreso

Como anunciando que el final de la cita estaba por llegar, uno de los arpegios más famosos del rock y el metal, el de “Nothing Else Matters”, que abundó en el Foro, bañando a todos los presentes con el himno que muchos rechazaron en su momento, no obstante, todos se saben y cantan a la perfección. Los close-up de las pantallas que estaban detrás de la banda y que fueron una constante en el concierto, se acentuaron en esta memorable rola, así que, justo al final de la canción, sólo podíamos apreciar la toma a detalle de las manos de James en la salida del tema, para, mientras extendía una nota en vibrato, mostrarnos su plumilla, con el logo de Metallica y los colores de la bandera mexicana. Esos detalles que denotan la cercanía que tiene la banda con nuestro país.


El final, el que nos dejó con la nostalgia circulando por nuestro Sistema en vez de sangre, llegó con “Enter Sandman”, otro himno del mismo “Black Album”. Fuegos artificiales multicolores nos robaron la atención inevitablemente, tomando nuestra mirada hacia el firmamento atiborrado de nubles, iluminado por la pirotecnia que cerraba la inolvidable fecha.

¿Qué nos faltó? Nada, además de tiempo, porque nos hubiera encantado que tocaran piezas del polémico “St.Anger”, al menos yo sí las hubiera cantado como nunca. O covers del “Garage Inc”, ¿por qué no?. Tal vez, piezas que en las otras dos fecha, los que no pudimos asistir a los tres conciertos, como “Welcome Home (Sanitarium)” o “Whiplash”, además de que en el tercer concierto salieron al escenario con Iggy Pop para tocar “T.V. Eye”. Pero no, cada fecha fue única y emotiva al máximo. 60,000 asistentes en cada fecha pueden corroborar mis sensaciones.
Exit: light/ Enter: night/Take my hand/We're off to never never land”. Tan solo darles las gracias James, Lars, Kirk y Rob, regresen pronto, muy pronto.


Víctor P.

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